y debo decirte que tu figura
me ha desilusionado,
me contaron que vendes placer,
pobre de ti,
sin duda es lo único
que sabes hacer,
recuerdo aquél día
que pedí tu mano,
me dijiste que lo pensarías,
luego me saliste con que
preferías a un poblado,
que te diera una vida digna,
¿acaso esto no fue vano? calla,
no digas nada,
ahora una bella princesa de mi
está enamorada,
mientras yo me preparo
para darle una digna morada...
Autor: Edwin Yanes
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