El solo pensar de tu mano en mi espalda.
El abrazo, que nunca llega y nunca acaba.
El hormigueo en mis piernas, el seísmo de tu voz, el vibrato de esta vida.
Euforia.
Me deshacía en tus brazos como gato en el regazo de su dueño.
Aún recuerdo la agonía de verte, saber que era limitado el ahora, en el que podía correr hasta ti.
Las horas se retuercen desde que no estás aquí.
No me queda otra que mantener el corazón en el puño.
Golpearme hasta que deje de sangrar y retorcerse.
Las agujas aullan tu nombre.
Creo que soy loba a todas horas.
No hace falta luna llena para que lamente tu ausencia.
Aún recuerdo la agonía de alcanzarte,
la ansia de mis manos por tocarte
la inexperiencia de mis manos aprendiendote,
su torpeza.
Equivocándome en tu piel encontré las respuestas.
Recaer nunca fue una opción, sino la única.
Y yo te elegí continuamente.
Tengo magulladas las rodillas tanto
como el corazón.
Me tiembla la boca al nombrarte,
saber que no puedo tenerte.
Que apenas un lamento va a desvelar mi llanto.
Y tú vas a saber que necesito verte.
Aún siento la agonía al mirarnos,
puedo decir
que en el recuerdo
tus ojos agua
queman
más que antes.
Y ahogan como nunca.
¿Qué os ha parecido? ¿Queréis ver más poesía?