POEMAS DEL POETA ALEJANDRO DREWESComo el humo en altas ho...

Por Dejistani
  
   POEMAS DEL POETA     ALEJANDRO DREWES
Como el humo en altas horas
Como aquel pescador que arrojara su red
y atrapara sirenas: así el instante supremo,
rielado de ínsita luz, fulgurante. Y en el borde
incierto del mundo un solo poeta grabase
aquel gesto y una astilla opresa de sol
ardiendo en el horizonte. Se dispone la noche
-pero esto que digo ha pasado-; y la boca
del hombre y el signo del pez han pasado
como un trazo de lunas de ceniza-. Osa Mayor,
la eterna que corre por el cielo del Norte,
invoco tu nombre y repito las notas de un himno.
Tarde ha de caer el hacha del alba y a nadie
ha de hallar en la casa vacía. Dicen que era de oro la red,
que nadie sabría otro invierno hacerse a la mar.
En la densa bruma del tiempo disuelto, ella le busca,
de sus hermanas lejos. Fueran como humo sus ojos:
como humo de un antiquísimo incendio fueran,
flotante de altas horas.

Todo el mundo entrevisto en el humo azul
de un café y un aire danzante en la cintura
de las camareras, extraña curva de un sol
fantasmal bajo la sombra fiel destas calles.
Declinante luz al filo de los dados y una íntima
voz para evocar las calles de otro tiempo
como el remoto camino que a esta noche
precisa entre todas las noches condujo. Exacta cifra
en la baraja marcada del infinito azar
de los tiempos: en la noche cerrada se hunden
los pasos del viejo y detrás otros pasos. Y qué negro
parece ahora tu mar, qué lejos del Faro, Alejandría.

De alta noche
   las fredas nits sensa lluna
     J.M. Serrat
Ardía el verano
y de pronto te fuiste
al país donde los ladrones
no entran ni roban.
Vaga entre los pinos
se diluía entre las sombras
otra suave sombra
en el mundo. Pero esto es
cuanto dejas, el eco
apagado en la greda
la mota de polvo que
retorna al reposo.
Muy tarde llegamos al fin
de este sueño. Ni otra
palabra queda después
ni piedad ni homenajes.
Nada más que una celeste
curva en brusco descenso
al silencio final y el gusano
milenario y su trabajo fiel
al otro lado de la luz.
Plena luz
Se ha dado plena luz
a estos ojos
y a la mano que mueve
Alfil contra Torre
su espacio justo
Algo de tiempo
al fin desta salvaje
cacería, un delgado punto
oscilando de lo negro
a lo blanco -a lo negro
Por última vez
entre nosotros
ha sido partido
el pan celeste del alba
y el pacto se ha roto
A plena luz
ruedan las palabras
y los dados que no vuelven:
Una sola gota de luz a estos ojos
Mehr Licht!
I
Algo aquí queda
como la respiración queda
de un animal en la oscuridad
-del silencio un suave poso leve-
La muchacha se ha perdido
en el bosque de sus años
apenas se habla de ella
en el negro anillo de lobos
todo el camino ha sido un mero
llegar a ese instante. Y la furia
ciega del viento y el cierzo luego
sudario blanco de los cuerpos
fuera
Naturaleza muertaCon el pobre corazón
en vilo seguía buscando
algún signo de vida
entre la nevisca
y los últimos escombros
-pude salvar apenas
palabras como ciervos
huyendo a los remotos
mundos de lo Abierto-
como piedras fueron
volando las palabras
y con ellas el ciclo
de la noche y la luz
vertical de los años
y lo dicho en el yermo
del pasado y el espacio luego
donde corre o ha corrido
el humo de todo lo que arde.
Flotando bajo las aguas
de estrellas milenarias
un súbito temblor de la tierra
en caída libre hubo
al vacío innumerable.
Y así la negra manzana del mundo
podrida hasta el fondo.
26.8.07

Ni habrásde caer
Para morirse basta el ruidillo
de un corazón al detenerse,
el silencio en cierta habitación oscura.

Vicente Aleixandre
Parte I

1.

Distraído quizá por la suave curva más grácil o una sombra de muchacha, un efímero rapto de luz, el sentido de un mantra.
2.
Ella se desnuda en Alejandra, sus versos que otra vez imploran a Diana. Y el maldito horizonte, siempre y tan lejos, lejos.
3.
El nadador en su corto trayecto y la luna que vuela, lechoso el viento que barre las hojas secas de toda memoria. Y ya nada se agita en el espejo del agua.
4.
Creo que una vez estuve contigo, y hasta ese puente frágil hubo en aquel tiempo: sin demasiadas palabras, ni curvados espejos.
5.
Una visión del desierto de arena y piedras de cristal de roca y el vaso del peregrino y la sed.
Como el inextinguible viento de fuego que pasa.
6.
Pero cuanto han tardado tus pasos, qué larga vigilia: escasos el vino y los premios, baldía la voz de los otros.


7.
Ni habrás de caer
aún al abismo,
ni habrás de caer
en soledad,
luego de ti
el peso leve
pero firme de lo escrito.

Parte II
8.
Dialéctica de los límites en el aguzado filo de las horas: por donde inseguramente oscila una sombra, avanza una sombra..
9.
Escuchar de pronto tu voz, como quien oyera plegarias de pájaros. Como alas muy blancas muy lejos.
10.
Tiempo de partir en la lluvia inminente. Entre galerías de ardida memoria y desconchados muros, ahí donde pronto el ubicuo gusano y la ortiga.
11.
Arrojado a este tiempo azaroso, a este mínimo espacio de cuadratura. Verde fugaz entre los dados del mundo.
12.
Y una vez negaste tu vaso a mi sed infinita, en el ancho desierto de los tártaros.
13.
Transido silencio ante la tumba de la amada, verdísimo el rumor de unas ramas.
Porque ya nada más queda, Deirdre.
14.
Wozu, Dichter?

Números rojos

Danza de la muerte
otra vez silenciada

con mordazas invisibles
por todas las pantallas
que reflejan aceptables
niveles de crueldad
(hoy más que nunca el recuerdo
de tus palabras, Adrienne):


our own country, moving closer to its own truth and dread
La sombra de los F-16
se proyecta otra vez

sobre Tiro y Sidón
uniformadas bestias

que avanzan y vuelan
y escriben su propio

Viva la Muerte
bajo la sempiterna
cortina de bombas
sólo el dolor
aquí dentro
desgarra
destroza
desgarra
Un charco de sangre
y este mismo velo

de lágrimas
del todo rotos los huesos
que alguna vez fueron

parte de un niño y el rostro
que ya nunca veremos
detrás de una burka

los escombros
de otra mezquita
que no acaban aún
su derrumbe
Hoy entre campañas y marchas
bastonazos y gases

y coffee-breaks de la ONU
alumbra un sol indecente
sobre Bruselas, New York


El zapping de la Historia

se sucede ante nos
la sombra ominosa y la cifra
de los muertos crece
entre Gaza

y Bergen-Belsen