La excelente conferencia previa titulada "Música y poesía" a cargo del musicólogo cubano, doctorando en Oviedo, Iván César Morales Flores -autor de las notas al programa y en la foto superior- en la que "apenas tuvo tiempo" de analizar los Rückert Lieder dejándonos con la miel en los labios (Mahler da para mucho), era el preámbulo de uno de los conciertos más esperados por mí, y que evidentemente no me defraudó: hay VIDA después de la MUERTE.
El Poema Sinfónico De la belleza inhabitada (2006) del alicantino Santacreu se escuchaba por tercera vez (el jueves en Avilés era la segunda -ver P. D. 1-) tras el estreno en Murcia hace un mes como ganadora de la V Edición del Concurso de Composición AEOS, 2009 por su "seguridad de trazo" y su "maestría", según el fallo del jurado. Inspirada en el poema El joven marino (1936) de Luis Cernuda, aunque música pura como bien destaca el autor, quien nos pedía en la prensa asistir sin prejuicios al estreno de su composición, resultó un perfecto aperitivo para orquesta y director, quienes extrajeron auténtico lirismo instrumental en todos y cada uno de los músicos, desde el protagonismo de la cuerda simbolizando al joven protagonista, el yo poético de las maderas y el mar de metales y percusiones consiguiendo sonoridades cálidas muy elaboradas desde una estructura podríamos llamar clásica por su organización en introducción tres secciones y coda final como bien indican las notas al programa. Parece que aún quedan compositores con oficio, preocupados por algo más que texturas, tímbricas y poliritmias, y el de Benissa es uno de ellos (del recién premiado por la propia OSPA en su Concurso de Composición XX Aniversario, Israel López Estelche, fallado unos momentos antes de la conferencia y concierto, escribiremos en otro momento), aunque el tiempo dará el poso siempre necesario para volver a escucharla y analizarla.
Y una vez, como rosa dejada,Pero en la segunda parte reinó Richard Strauss, llevado de memoria por el australiano, quien demostró cómo un director que domina las obras y "deja hacer" a sus músicos es capaz de hacer sonar a la orquesta diferente. La Metamorfosis, TrV290 (Estudio para 23 instrumentos solistas de cuerda) está considerada como "la suprema obra maestra del compositor", y todo un reto para la sección que muchos consideramos la seña de identidad de la OSPA. Difícil expresar el sonido aterciopelado en este largo Adagio de vastas proporciones con ese tributo final (el autor escribe In Memoriam) de la Marcha fúnebre de la "Heróica" de Beethoven que bien podría compararse (gracias Maestro) a la pata de un oso, almohadillado y silencioso pero capaz de soltar sus garras feroces, el paso de la serenidad elegíaca que va acelerando hasta ese tutti agudo de los violines hasta la caída al unísiono oscuro del grave, fatídico y consolador de los tres chelos y tres contrabajos. Irrepetible aunque lo volvamos a escuchar en su momento por Radio Clásica.
Flotó tu cuerpo, apenas deformado por las nupciales
caricias del mar,
Más pálidos los labios, lo mismo que si hubieran
dado paso
A toda su pasión, el ave de la vida;
Igualmente bello así, joven marino,
Desgarradoramente triste con tu belleza inhabitada,
Como al tornasolar la vida tus miembros melodiosos.