NIEVE RECIÉN CAÍDA
Te vas a casa después de la fiesta
como de costumbre
te acompaño en tu camino.
Cuando el autobús se ha ido
queda la huella de tus zapatos
en la nieve recién caída sobre la plaza.
Recorro el contorno
con mis labios
y empieza a llover.
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JUNTO AL CRISTAL
Claro que estoy junto al cristal, amor mío
también hoy a las once de este día
en que la lluvia y una bruma gris
envuelven la ciudad como si nada
claro que estoy aquí como lo estoy
a otras horas del día
para estar contigo, amor mío
a este lado del cristal
mientras veo tu rostro tan solemne y lejano
como si ya no estuvieses allí
claro que estoy contigo y con las manos entrelazadas
mientras la humedad penetra en la ciudad desde el mar
y todo es gris y está húmedo y yo oigo correr
el agua por la tubería de desagüe
estoy aquí, amor mío, junto al cristal rezando por ti
como lo he hecho a otras horas del día
pero sobre todo ahora cuando el barco hace sonar fuera la sirena
y la sirena se oye de vez en cuando
así es que estoy allí claro te miro a ti
intento determinar con la mirada si eres tú
agarrarme a lo que fue una vez pero ya
resbala y sigue deslizándose y se vuelve a llenar
como la propia niebla ahora a las once en una primavera
que nunca lo será en una estación que no quiere transformarse
en un siglo en el que la muerte llega a las once
o a la una por unos tubos delicados
introducidos por la nariz y transmitidos en verdes curvas
estoy contigo, amor mío
junto al cristal donde yo tengo que estar
estoy aquí a la una y a las once a las tres y a las cuatro
a las cinco y a las ocho cada día cada último día
mientras la niebla va entrando desde el mar y los ancianos
tienen que bajar del autobús porque no pueden comprender
que su bonobús porque no pueden comprender mientras yo
comprendo
o digo completamente mudo que comprendo
que en este mar de brumas bajo la presión de instrumentos
al compás de una sirena lejana tú te alejas
por entre las islas tú ya te has ido
pero esperas un poco todavía tal vez hasta la una tal vez
hasta las ocho para que yo comprenda de verdad junto al cristal
amor mío que ahora estoy solo.
Klaus Rifbjerg.
Varios Autores. Fuego en la piedra. Editorial Lumen, 2001.
Traducción de Francisco J. Uriz.