Cabalgo a través de tierras cartografiadas
donde aún se liberan halcones de caza
y cabalgo inclinado con la capa flameando,
y cabalgo al frente del ejército que amenaza a su reye
por vados y cuestas,
y un eco de cascos bajo los árboles de formas inimaginables.
Hay que cabalgar más rápido que el ejército de pensamientos
de noche a noche
hasta dañarse uno mismo
por exigencia de la plenitud de los días,
o rendirse.
Paavo Haavikko. Poesía finlandesa actual. Icaria Editorial, 1993.
Traducción de Jarkko Sirén y Juana Ruiz.