Equipamos a los caballos con
lo que nos falta: lealtad y
coraje. Los amamos por su
lealtad y coraje. Es noviembre,
viento suave en la cara, breves y fríos
chaparrones caen de las copas
de los árboles. A los caballos los asusta su
imaginación. A los caballos los asusta
cualquier cosa y se escapan.
La naturaleza no derrocha: la naturaleza sigue
leyes estrictamente económicas. Los árboles
permanecen en la niebla, inmóviles.
Algo se ha transformado lentamente, lo
sé: lo que recuerdo
no regresa nunca
Tua Forsstrom.
Varios Autores. Poesía Nórdica. Ediciones de la Torre, 1999.
Traducción de Francisco J. Uriz.