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TIENES QUE DEFENDER TU VIDA
En lo más profundo de las tinieblas
tienes que defender tu vida.
En lo más profundo de las tinieblas
allí donde la savia rezuma
del tronco cortado
la sombra del terror
te roza la cadera
y tú pides a la mariposa y al musgo
que te salven por amor
del misericordioso corazón de Dios,
en lo más profundo de las tinieblas
tienes que defender tu vida.
En lo más profundo del fuego
tienes que defender tu vida.
Allí donde se levantan las visiones
sólo para caer chisporroteando,
se derrumban los caballos blancos
y los dolores te tienden trampas;
en lo más profundo del fuego
donde se ataja el susurrante vuelo
y muere el roano caído,
en lo más profundo del fuego
tienes que defender tu vida.
En lo más profundo del abismo
tienes que defender tu vida.
Allí donde se ciñe la superficie del mar
como un sudario de seda
en torno a los rayos mortecinos de la luz del día,
entre rejas y urnas
donde el frío glacial saca estrujándolos
el oído de tu oreja
la vista de tu ojo,
en lo más profundo del abismo
tienes que defender tu vida.
En lo más profundo del abismo,
en lo más profundo del fuego.
Eres parte de las tinieblas
y de la flor otoñal de los mares,
eres parte del fuego y del roano
caído de la primavera,
pero hasta en la línea de la muerte
la exigencia es una
y una la elección:
tú mismo tinieblas, fuego y abismo
tienes que defender tu vida;
en el abismo, el fuego y las tinieblas
junto al dolor rezuman
del tronco cortado
tienes que
defender tu vida.
Karl Vennberg.
Varios Autores. Poesía Nórdica. Ediciones de la Torre, 1999.
Traducción de Francisco J. Uriz.