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HEROICA
De nuestra gran epopeya arcaica
quedan dos trozos desparejados
pero que son parte de nuestra vida cotidiana:
Este guerrero que descansa en el arroyo
con el agua corriéndole por el rostro
y la obediencia suelta por la ondulante hierba.
No hay ideas que molesten su frágil cabeza,
no hay clemencia alguna en su pecho rasgado.
Está recuperando fuerzas, espera su hora.
El escudo resplandece de sol doblegado.
Y luego ese rey loco
que hemos vuelto a encontrar en su enhollinado bosque
y que tuvimos que llevar a rastras hasta su trono de pavo real.
Lo atamos amorosamente al respaldo
con correas que aún olían a ganado.
El se ve a sí mismo derrotado y muerto.
Pero no parece que nosotros queramos rendirnos.
Kjell Espmark.
Varios Autores. Poesía Nórdica. Ediciones de la Torre, 1999.
Traducción de Francisco J. Uriz.