EN EL JUZGADO
Ni siquiera la linterna de un guarda
para no tropezar a la entrada.
Y las voces de los abogados,
como un crujir de cucarachas a medianoche.
Si los jueces están ocultos,
el acusado también lo está.
Errores espantosos,
identidades equivocadas son la norma.
Un guante negro sin dedos
sostiene una torpe orden judicial.
Se trata de un fallo
activo durante un solo día.
Mi corazón se arriesgó a latir con más fuerza,
mientras Su Señoría limpiaba su frente
con un pañuelo
que ni siquiera pude ver.
¿Escuchas eso, Justicia Ciega?
Dije finalmente entre fuertes susurros,
y después me mordí la lengua
que, para mi sorpresa, sabía a sangre.
Charles Simic. Picnic nocturno. Valparaíso Ediciones, febrero de 2018. Traducción de Nieves García Prados.
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