Poesía rusa del siglo XIX * Serguéy Aksákov

Publicado el 29 octubre 2015 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

El cuento infantil «Аленький цветочек» (The Scarlet Flower), escrito por Serguéy Aksákov, lo conocen muchos de nosotros desde la infancia. Sin embargo, pocos saben que este gran literato, crítico y activista social, además fue un gran poeta. Lo cierto es que Aksákov recitaba muy pocos poemas en los encuentros de la nobleza de San Petersburgo. Aún así de vez en cuando se publicaban algunas de sus obras que llamaban la atención de muchos críticos y múltiples lectores.

En 1817 se publica el poema «Вот родина моя…» (Mi patria…) en el que entre versos se leen claramente las ideas de librepensamiento. En aquel momento histórico en Rusia se estaba incubando un motín. Pasarán ocho años y tendrá lugar el conocido Levantamiento Decembrista, una sublevación contra la Rusia Imperial y el ascenso al trono de Nicolás I. Muchos historiadores y críticos literarios están convencidos de que los cimientos de esta sublevación fueron propulsados por los literatos entre los que también se encontraba Serguéy Aksákov.

Este poema es un reflejo de la admiración que siente el escritor por su patria, rinde el merecido reconocimiento a sus tierras ubérrimas, que además de alimentar a la población, le concede la oportunidad de sentir la eterna felicidad, uniéndose con las dádivas de la naturaleza. Rusia es un país que posee gran riqueza natural, vastos bosques y campos, en su territorio hay montañas, ríos, estepas y lagos.

Rodeados de nómadas bashkírios

Lagos claros, lechos profundos sin fin,

Petulantes corceles, caballadas imposibles de contar,

Con admiración miran sus reflejos desde las colinas..!

Sin embargo, en estos versos se deja entrever una pregunta oculta que se hace el autor: ¿por qué no todas las personas se sienten felices y libres viviendo en un país tan precioso?

Cabe destacar que el tema de la desigualdad social de este período histórico retumba en las obras de múltiples poetas rusos, aunque pocos de ellos se atreven a reflexionar abiertamente sobre los rotundos cambios que necesita la sociedad rusa. Nos encontramos con más frecuencia con las ideas enmascaradas, el mérito indiscutible de lo cual se atribuye a la censura que no admite a la publicación ni los poemas de Púshkin, ni de Viázemskiy, Zhukóvskiy y Baratínskiy si en estos aparece la más mínima alusión a la política. No obstante, el poema de Aksákov «Mi patria…» se publica sin ningún tipo de dificultades. La razón de ello es la siguiente: los censores no prestaron la debida atención a la última estrofa en la que el poeta revela la idea esencial de su obra.

Eternamente no serás con desdén olvidado,

Eternamente no serás criado de los mismos parroquianos.

Dichos versos indican en todo su esplendor que la hostilidad entre las clases sociales en la Rusia Imperial prácticamente llegó a su apogeo, incluso, si la nobleza admitiera la injusta escalera jerárquica que existía.

Вот родина моя…
Вот родина моя… Вот дикие пустыни!..
Вот благодарная оратаю земля!
Дубовые леса, и злачные долины,
И тучной жатвою покрытые поля!
Вот горы, до небес чело свое взносящи,
Младые отрасли Рифейских древних гор,
И реки, с пеною меж пропастей летящи,
Разливом по лугам пленяющие взор!
Вот окруженные башкирцев кочевьями
Озера светлые, бездонны глубиной,
И кони резвые, несчетны табунами
В них смотрятся с холмов, любуяся собой!..
Приветствую тебя, страна благословенна!
Страна обилия и всех земных богатств!
Не вечно будешь ты в презрении забвенна,
Не вечно для одних служить ты будешь паств.

¡Mi patria..!

¡Mi patria… Estos desiertos bravíos..!
¡Tierras gratificantes de agricultores!
¡Robledos y praderas de gramíneas,
Campos fértiles cubiertos de cosecha!
Estas montañas, con frente elevada hacia el cielo,
Jovenzuelas ramas de las antiguas montañas Rifean,
¡Ríos que espuméan entre barrancos abismales,
Se desbordan por pradales, cautivando miradas!
Rodeados de nómadas bashkírios,
Lagos claros, lechos profundos sin fin,
Petulantes corceles, caballadas imposibles de contar,
Con admiración miran sus reflejos desde las colinas..!
¡Bienvenido seas, bendito mi país!
¡El país de riquezas y tierras lujosas!
Eternamente no serás con desdén olvidado,
Eternamente no serás criado de los mismos parroquianos.

Por Kseniya Tokareva

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