Por Daniel Olivares Viniegra
No podría ser de otra forma y el magnífico escenario montado en el Centro Cultural de España en México, fue apenas suficiente para albergar el entusiasmo y la andanada de emociones que las semifinales y la gran final del X Torneo de Poesía Adversario en el Cuadrilátero tenían que deparar.El dueto Girl (intérpretes de soul con letras en español y en inglés) entibió apenas el ambiente, en tanto los protagonistas se preparaban y el público poco a poco abarrotaba los lugares dispuestos, mismos que al final resultaron insuficientes, pero al respecto, nadie manifestó inconformidad. Luego de un saludo poético a cargo del indiscutible Campeón de Campeones de este torneo, Gustavo Alatorre, y presentados los réferis (Hortensia Carrasco y Gerardo Escalante), el jurado y personalidades invitadas se dio por fin paso a las hostilidades.En el primer duelo, Brenda Cedillo, quien apenas titubeante vino pronto de menos a más, no sin padecer enfrentó a un, casi experto fajador de la palabra, Enrique Aguilar, el cual, sin embargo, ante el veredicto último de los jueces (Rowena Bali, Venancio Neria, María Elena Solórzano, Leticia Luna y Alejandro Zenteno) hubo de sucumbir.Para el segundo combate, una de las favoritas de siempre, Alejandra Estrada, enfrentó a un irreconocible y crecidísimo Salvador Durán, quien le opuso feroz resistencia. Los nervios traicionaron en varias ocasiones a Alejandra, si bien la salvó la depurada técnica y el poder desgarrador (por momentos) de su poesía.Dadas las circunstancias, el público cada vez más animado y hasta incitado y excitado por los comentaristas Gustavo Alatorre, Yuri Zambrano y Steelman (luchador profesional) comenzó al fin a hacerse presente de manera estruendosa y a tomar partido por sus respectivas causas.En el intermedio, la breve, pero muy emotiva ceremonia de homenaje a las excelsas poetas mexicanas María Elena Solórzano, Becky Rubinstein y Dolores Castro, fue presidida por Adriana Tafoya, principal impulsora y actual coordinadora del Torneo.En la antesala a la pelea definitiva, y confrontándose por el “premio de consolación”, Enrique Aguilar soltó lo más certero y propositivo de su repertorio ante un Salvador Durán, que una vez más, como diestro maestro del pancracio, simplemente dejó escapar el torrente de su seguridad y la potencia de su cuidado estilo, llevándose con ello el honroso Tercer Lugar, tal y como lo declaró el elegante e intenso maestro de ceremonias Luis Edgar Manríquez.En la gran final, el vigoroso latir de la sensibilidad femenina no pudo sino deleitar, al tiempo que estremecer, a la audiencia; sin embargo, los poemas de Alejandra Estrada, afincados casi todos ellos en la problemática íntima o familiar, pero nunca ajenos a un dejo de necesario feminismo, e igualmente matizados también con ironía, sarcasmo y postura firme y decidida de lo que significa su quehacer en el mundo, pudieron más que el nada desdeñable, pero un tanto melífico o sobradamente metafórico discurso filosófico de Brenda Cedillo, quien defendió con brillantemente su palabra matizando con fluidez su dicción y conectando emotivamente siempre con una buena parte del público; eso mismo llevó a una decisión dividida por parte de los jueces, la misma que no dejó lugar a dudas. Alejandra Estrada Velázquez, hace historia entonces, y se impone como la merecida campeona de la décima edición de este singular torneo, mismo que tiene como principal virtud romper con el acartonamiento de la escena cultural, y lo más importante derramar -además de adrenalina-, poesía joven y propositiva ante todo tipo de espectadores, algunos de los cuales viven por primera de vez de cerca estos trascendentales estremecimientos: esos que se experimentan, sufren y gozan en un recóndito lugar de la mente o del corazón, más allá de todo estrepitoso show.Durante la ceremonia de premiación, por parte de los muy diversos y solidarios patrocinadores (editoriales como la Cuadrilla de la Langosta, Ultramarina Cartonera, Versonautas, Eternos Malabares, Aquelarre; editores como Alejandro Campos Oliver y Ricardo Venegas; y artistas plásticos como Iván Villaseñor, Armando Moreno, Mercedez López), todos los participantes recibieron obsequios consistentes en diplomas, obras artísticas, paquetes de libros y el compromiso de que alguno de sus poemarios será editado por VersodestierrO, editorial que ya por dos lustros ha comandado este loable esfuerzo. Con degustación de licores, vino de honor, y sobrada alegría, llegó entonces a su fin una vez más esta fiesta de la palabra: Un espectáculo cultural digno de cualquier deporte..., la cual promete persistir o en su caso diversificarse con igual o al menos similar y contundente éxito.
Los coordinadores del torneo, Dunia Calderón, Hortensia Carrasco, Daniel Olivares Viniegra, Joe de la Rosa, Roberto Nava y Adriana Tafoya agradecen encarecidamente a instituciones, particulares y empresas tales como Centro Cultural la Pirámide, Museo de la Ciudad de México, Cultura UNAM (Casa del Lago), Centro Cultural España en México, Rizomas que florecen, AM, Tonfa Muahthai Gym, Academia Mexicana para la Educación e Investigación en Ciencias, Artes y Humanidades, Cachos de Rolas, revista La Piraña, Mored: Ilustrador Studio, Cátedra María Acaso, Guindá: Casa Taller Oaxaca, Jassiba: Centro Cultural, Liga de Combate Supremo, Humo Sólido, Mezcal Mono Araña y Corazón del Hechicero… así como a todos los administrativos, técnicos y operadores que en mucho contribuyeron a que este torneo luciera como debe y llegara a tan buen fin.