Poitou-Charentes, Semana Santa 2015 (II)

Por Martafr1975

Miércoles 1 de abril

Por fin el día amanece totalmente despejado. Ideal para visitar la Île de Ré, unida a La Rochelle por un puente, desde no hace muchos años

Con 32 kilómetros de largo por unos 5 kilómetros de ancho, la isla se ha convertido en un destino turístico popular y exclusivo, pero a pesar de ello, sus pueblos aún conservan las calles estrechas donde el blanco de las casas contrastan con los azules y verdes de sus puertas. Los modos de vida tradicionales, aún siguen dando trabajo a los isleños. La pesca, el cultivo de ostras y mejillones, la actividad en las salinas y la producción de vinos. Mucha variedad para un lugar tan pequeño.

Se puede visitar la isla en un solo día, pero hay que elegir de entre todo lo mejor.

Nada más entrar en la isla se encuentran las ruinas de la abadía circense de Notre-Dame-des-Châteliers, el edificio más antiguo de .

La población de La Flotte está catalogado como Le Plus Beaux Village de France. Enmarcado con un pequeño puerto que se queda seco cuando hay marea baja, sus tranquilas callejuelas desembocan en un viejo mercado medieval que abre todos los días del año.

Saint-Martin-de-Ré es la localidad más importante de la isla. Protegida por una fortaleza de Vauban, declarada Patrimonio de la Humanidad, su puerto y sus calles conservan todo su encanto. Desde el campanario de la iglesia se observan unas vistas espectaculares de la isla.

Rodeado de salinas, Loix es una hiper tranquila población, donde el silencio reina en todas las esquinas. Sus casas blancas conservan toda la autenticidad y encanto de la isla.

En el extremo más occidental de , se encuentra el Phare des Baleines que con 57 metros de altura es uno de los más altos de Europa y, quizás, el monumento más importante de la zona. En sus salvajes playas cercanas, repletas de moluscos, rompen las olas creando un ruido ensordecedor.

En la costa sur, Ars-en-Ré, también catalogado como Le Plus Beaux Village de France, nos ofrece, también, apacibles callejuelas con casas blancas y un puerto pesquero con algunos restaurantes.

Pasado Bois-Plage-en-Ré dirección Sainte-Marie-de-Ré, la cooperativa de vinos de la isla es un buen lugar, además de recomendado, para comprar caldos de sus viñedos, ya sean vinos, aperitivos o cognacs.

Jueves 2 de abril

Otro día gris, parece que este año la primavera francesa está tardando en hacer su aparición.

Hoy cambiamos de camping, nos dirigimos hacia el estuario del Gironde y el litoral sur de la región.

De camino hacemos parada en Rochefort, a orillas del río Charente. Antaño y, pese a ser solo accesible con marea alta, llegó a ser el arsenal más importante de Europa y de su Corderie Royale, hoy museo rodeado de unos bonitos jardines, salían los cordajes más largos del reino.

Situado en medio de las marismas bañadas por el Charente y el río Seudre, la antigua ciudad fortificada de Brouage fue uno de los puertos más importantes del reino antes de que Rochefort le quitase el protagonismo. Hoy en día es un pequeño y apacible pueblo con algunos comercios artesanales situados en bonitas casas medievales.

Marennes y La Tremblade flanquean, una en cada orilla, la desembocadura del río Seudre, donde se forman las marismas ostrícolas y donde hay centenares de granjas y puertos pesqueros dedicados a la cría de la sabrosa ostra del Marennes-Olerón. Cabañas de pescadores con llamativos colores dan vida a las orillas de las antiguas salinas que hoy sirven de criaderos de este preciado molusco.

En la Península de Arvert, podemos encontrar muchos campings, la mayoría de ellos verdaderas ciudades de vacaciones con todos los servicios imaginables en este tipo de hospedaje. Su cercanía a playas de arena blanca y kilométricas hacen que esta zona sea un centro turístico para familias y apasionados de los deportes acuáticos.

Nosotros elegimos el camping Le Clé des Champs en Les Mathes – La Palmyere, una zona sin mucho interés pero bien situada para conocer los alrededores. El camping, todo muy bien, no se puede esperar menos de un cuatro estrellas.

Viernes 3 de abril

Los ríos Garone y Dordogne confluyen con el océano Atlántico creando el estuario del Gironde, el más grande Europa con 75 kilómetros de extensión. La ribera norte pertenece a la región de Poitou-Charentes, la sur a la Aquitania.

La población más importante de esta costa y su puerta de entrada desde el norte es Royan que vivió su época dorada en la Belle Epoque y así lo atestiguan sus numerosas y elegantes villas de veraneo flanqueando, algunas de ellas, el front de mer.

En el puerto de Meschers-sur-Gironde se pueden contemplar las pequeñas cabañas de pescadores que se alzan sobre una plataforma sostenida por pilares de madera sobre un suelo fangoso cuando la marea está baja. En esta pequeña villa es posible visitar las grutas que hay en los acantilados, siempre y cuando estén abiertas…

Siguiendo la costa llegamos a Talmont-sur-Gironde, la población más emblemática de la ribera norte del estuario y famosa por su iglesia románica construida en lo alto del acantilado donde se ubica el pueblo. Vale la pena perder un rato paseándose por sus callejuelas, llegar al pequeño puerto y alcanzar el acantilado donde han construido sus cabañas los pescadores, para obtener una bonita vista de la silueta de Talmont.

Sábado 4 de abril

Parece que esta Semana Santa no veremos el sol… Volvemos a tener nubes grises en el cielo. Por suerte la lluvia nos está respetando y, aunque con un poco de frío, podemos seguir con todos nuestros planes.

Unida al continente por un puente de 3 kilómetros, la isla de Oléron es la más grande de Francia después de Córcega. Aunque ofrece muchas actividades (vela, surf, pesca, senderismo, excursiones en barco,…) es posible visitarla en un solo día.

Le Château-d’Oléron, rodeado de una imponente ciudadela, seduce con sus cabañas de vivos colores, antaño de pescadores hoy de artesanos, bordeando el puerto ostrícola.

Siguiendo la costa por la cara este de la isla, donde el mar es más tranquilo, se suceden una tras otra viveros de ostras, creando cuadrículas de canales a lo largo de varios kilómetros.

En Boyardville, siguiendo el canal hasta la playa, enorme playa de arena con un faro en la punta de un espigón, se puede distinguir a lo lejos Fort Boyard. Esta isla-fortaleza de 68 metros de largo por 1 de ancho y 28 de alto fue creada para proteger el paso entre la isla de Aix y Oléron porque los cañones de los fuertes de Saumonards y de la Rade no alcanzaban. La construcción comenzó en tiempos de Napoleón I y la terminó su sobrino, Napoleón III. Para cuando acabaron el fuerte en 1857, tras unas obras faraónicas, la artillería había avanzado tanto que se había quedado obsoleto. Al final, terminó sirviendo de cárcel para los que apoyaron el régimen proletario de 1871, los Communards.

Desde Boyardville, sobre todo en temporada alta, salen cruceros y excursiones para visitar el fuerte.

Ya que el día no acompaña para hacer picnic, de nuevo, optamos por comer en uno de los restaurantes del puerto, La Grange, Recomendado por Le Routard durante varios años seguidos. Para saciar nuestro apetito y como las ostras, tan típicas y numerosas en la región, no son de nuestro agrado, pedimos unos moules frites, mejillones con salsa de mostaza con patatas fritas a volenté y una fritura de pescaditos bañado con un fresco vino blanco de la isla.

En la punta más occidental de la isla se encuentra el faro de Chassiron. El viento que allí sopla hace las delicias de algunos atrevidos que practican parapente. Unos lo practican mejor que otros porque el pobre que estaba intentando alzar el vuelo en los jardines del faro, ante la atenta mirada de visitantes y turistas cayó por el acantilado dándose un trompazo con las ramas de un árbol que a su vez fue lo que amortiguó la caída. Por suerte salió ileso y por su propio pie mientras todos los demás mirábamos por el barranquillo para ver que es lo que había pasado. Lejos de desistir, volvió a intentarlo. Nosotros ya no estábamos allí para ver si alcanzó su proeza.

El puerto pesquero de La Cotinière, con sus centenares de barcos pesqueros amarrados, guarda un sabor a tradición. Restaurantes, comercios de pescados y souvenirs de la isla rodean el puerto con su lonja y un pequeño faro en la  punta del espigón.

La tarde parece algo más despejada y para acabar un paseo por la Petite Plage para coger conchas y caracolas.

Domingo 5 de abril

¡Se acabaron las vacaciones! Hoy volvemos a casa, pero aprovechando que el sol luce, aunque las temperaturas son bajísimas, hacemos una parada en Saintes para visitar su centro histórico con más de 2.000 años de historia y un excepcional patrimonio cultural.


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