En otras ocasiones hablo de la utilización errónea de determinadas palabras por parte de personas anónimas, como yo, como cualquiera que va por la calle. Como se suele decir, el que tiene boca se equivoca, y ahí no cabe recriminación ninguna.Y en esos casos especialmente, lo único que pretendo es dejar modesta constancia de lo divertido que puede llegar a ser el idioma, ya que jamás se me ocurriría ridiculizar ni criticar a nadie por una incorrección cometida en un texto o conversación coloquial, informal, sin pretensiones artísticas ni profesionales. Sobre todo porque yo estoy tan expuesta al error como cualquiera.
Nota Bene: Todo lo anterior no significa que me parezca bien que cada uno trastoque la gramática como le plazca. Pero de eso hablaremos otro día.