La policía nacional parece estar volviendo por sus fueros, cuando no eran cuerpos de seguridad del Estado sino fuerzas del orden. Grises. Fuerzas del desorden. Durante un tiempo los cachorros del franquismo se metían en la guardia civil para que les saliera gratis lo que les podía causar problemas sin uniforme. Parece que están ahora en la policía nacional. Y les corresponde a los demócratas que haya dentro frenar tantos abusos. ¿Dónde están los sindicatos de la policía? ¿Van a ir a su casa a detener a ese disociado con casco y porra como a los muchachos que detuvieron en las estaciones el metro? Menos gimnasio y más biblioteca. Tenían que haber sido los compañeros de esa basura que zancadillea a un chaval los que tenían que haberle frenado, reconvenido, detenido. ¿Qué hubiera pasado si un indignado le meta la pierna a un antidusturbio? ¿Cuatro años?
Veo esto, pienso en mi democracia y dan ganas de vomitar. O de imaginar enfrente a ese mierda cobarde que se esconde en la fuerza. Lo llaman democracia y no lo es.