Carola Chávez.
Yurilin Peraza
PRETENDER JUSTIFICAR LA DERROTA EN LUGAR DE ANALIZAR, ENFRENTAR Y CORREGIR LOS FACTORES QUE CONTRIBUYERON A LA MISMA ES UN GRAVE ERROR.
Eso pasó el 02 de diciembre del año 2007. Nuestro presidente se empeñó en calificarla de victoria pirrica, en vez de descifrar el alerta que le estaba dando el pueblo, especialmente en la región central. Una verdadera rectificación a tiempo hubiese evitado lanzar a la reelección a Diosdado Cabello, después de una deficiente gestión gubernamental. Igualmente esconder la incompetencia de Juan Barreto frente a la Alcaldía Metropolitana, la de José Vicente Rangel Avalos y su sifrinisima esposa, que estaban más pendiente de organizar desfiles de modas que atender realmente las necesidades del pueblo y peor aún la de Freddy Bernal que en 08 años fue muy poco los problemas que resolvió y que en realidad fue el más deficiente de todos, ES UN ABSURDO.
Jorge Rodríguez no ganó porque Bernal haya sido un buen alcalde y sea querido por el pueblo. Jorge Rodríguez ganó por su desempeño cuando estuvo frente al CNE y porque en el municipio Libertador es el municipio donde hay más gente humilde que es realmente fiel a Chávez, no hay urbanizaciones de clase alta, como si lo hay en todos los demás municipios de la gran Caracas, aunque el candidato títere de la oposición Stalin, sacó una votación bastante considerable para lo malo que es. Ósea que hubo mucho voto castigo o más bien voto decepción especialmente de la clase media, que se siente defraudada por una parte con tanta inseguridad y porque los funcionarios de las alcaldías y gobernaciones antes mencionaban poco o nada hicieron por atender sus necesidades más inmediatas. Se encargaron más bien de complacer a los ricos o los millonarios para “ique mantenerlos contentos” amen de la corrupción de esas instituciones. Un solo ejemplo rapidito “la autorización para la construcción del centro comercial sambil en La Candelaria”….
Otro aspecto interesante de reflexionar, es el hecho muchas que personas admiraban la absoluta sinceridad de Hugo Chávez, pero lamentablemente ahora miente para defender gestiones de gobierno nefastas, que lejos de favorecerlo perjudican su credibilidad. Por que está totalmente claro, sí Acosta Carles se merece el desprecio público de Chávez por traidor e ineficiente, eso mismo se merecen los cuatro personajes mencionados en el párrafo anterior y con más razón, porque se siguen diciendo revolucionarios, aunque su desempeño como alcaldes y gobernadores demostraba lo contrario.
Otro aspecto importante de corregir es el discurso excesivamente agresivo, ofensivo y grosero que suele utilizar el presidente Chávez en contra de sus adversarios. Comportamiento que no cala en la gran mayoría de las personas de clase media y en muchas otras personas en general. Recordemos la reacción de mucha gente, incluyendo muchos “ni ni”, cuando Chávez en el año 2002 despidió públicamente con burla y humillación a la gente de la antigua PDVSA ¿para qué? Si después terminó ofreciendo disculpas. Y no es que no se merezcan todos esos insultos, es que no esa no es la mejor forma de comportarse en público bajo ningún pretexto. Entendamos que en los estados en donde más insultos profesó fue precisamente donde se perdió.
Para finalizar espero que el PSUV se de cuenta que es un peligro latente que la oposición haya conseguido conquistar la Alcaldía Metropolitana , la Gobernación del estado Miranda y el Municipio Sucre, además de mantener las Alcaldías de Baruta, Chacao y el Hatillo y es muy osado restarle importancia a este hecho. Recordemos también que el golpe de estado del año 1992 se ganó en el interior del país, pero se perdió porque no se alcanzaron los objetivos en Caracas. Ojalá Diosdado Cabellos, Freddy Bernal, Juan Barreto y José Vicente Avalos, tengan la valentía de pedir perdón a los Chavista porque toda la que se derrame y la violencia que ya se está desatando y las agresiones contra el pueblo en las localidades que gobernaban es principalmente responsabilidad de la INEFICIENCIA de ellos y de haber faltado al juramento que hicieron cuando fueron electos.
yurilinperaza@yahoo.es
Los programas de radio opositores son una fuente inagotable de disparates. Lo cómico es que hablan en serio, muy en serio, con sus voces impostadas, pronunciando cada palabra con infatuada cadencia, arrastrando las eses, exagerando la labidentalidad de la V hasta provocar un zumbido que deja claro que esa es la V de vaca y no la de (cha)burro.
Programas son para gente decente y pensante, gente educada, viajada, gente de mundo, con roce social, que no se conforma con una simple arepa, o con una insípida canilla, como dijo una atribulada analista en uno de los programas más sintonizados por los demócratas de este país. Ella, fúrica con Maduro, le explicaba al país que su paladar “exige” cosas distintas al pan canilla, como los cachitos, por ejemplo. Y el aclamado periodista conductor del programa, también de exigente paladar y barriga que lo confirma, entre desgarrado y desafiante, acompañó a su invitada en su hambre de ese jamonoso sabor que la dictadura les niega, porque “claro, en un país libre uno puede darse esos gustos. Acá tienes que comer lo que digan Maduro y Tareck”.
Y cambias de emisora y el drama país sigue, esta vez en la voz de una mujer, de esas que pronuncian cada sílaba con la boca apretada en un círculo pequeñito, porque así, creen ella y Lila Morillo, las palabras suenan más glamorosas. Un programa para mujeres -con un ataque crónico de nervios-. Media hora llena de sabios consejos de invitados “expertos en el tema mujer”. “Hoy hablaremos del autoestima de la mujer venezolana, tan golpeada con esta crisis a la que nos arrastró el madurismo una vez que el maquillaje está a precios que pocas mujeres podemos pagar…”
Y seguimos por el dial y para caer en una discusión interesantísima entre dos expertos que, si bien están de acuerdo en que Venezuela debe que ser gobernada por un gerente, no están claros si ese gerente debería ser Lorenzo Mendoza o El Conde del Guácharo, el primero más europeo, lo que es deseable, y el otro quizá demasiado “tropical”… ¡Clic! Todo el dial lleno de sabiduría.
Así, cuando Julio Borges declara, sin que se le despeinen las cejas, que “las medidas que obligan a las panaderías a vender pan todo el día es un atropello al pueblo” (sic), la gente decente y pensante lo aplaude, mientras los chaburros no entendemos nada. Anuncios