Política y Marcas Personales

Por Pabloadan

Me recuerdo joven, rebelde y con ideales. Muchos de ellos aún permanecen en mí, habiendo dejado pasar oportunidades de ingresar por la puerta correcta en la estructura de algunos partidos políticos.

Conozco la política, no soy ajeno a ella y mantengo contacto con personas de todo el espectro, a los que escucho, con los que hablo un poco de todo, sin perder nunca mi posición independiente y objetiva (es un concepto difícil) y con el derecho intacto a discrepar.

Cuando hablamos de políticos hablamos de una clase social, cercana al funcionariado, que rige los destinos de una sociedad. Es evidente que la clase política mantiene muchos privilegios por encima del resto de los ciudadanos: es un aspecto determinante para lo que quiero contar pero no es el fondo del mensaje.

Ideales y Valores

Creo que hay que diferenciar los políticos de vocación de los que no lo son. Y cuando hablo de vocación hablo de una base de ideales y de servicio público. Que nadie se ría; los hay y muchos.

Ellos son la parte noble de cada partido, porque en una sociedad deberíamos estar todos representados por este sistema; la realidad es que no hay otro mejor. Ellos, los políticos de principios, son los que empujan y aportan, pero…

¿son realmente Ideales y Valores la fuerza y el poder de los partidos? En la mayoría de los casos no.

El control del poder interno

Un partido político ante todo es una asociación cuya supervivencia se basa en el control de la opinión interna. Las desavenencias son el cáncer, por lo que el aparato que gestiona el poder mantiene a todo costa la cohesión para las valoraciones de la actualidad.

Cualquier mínima disidencia está sujeta a toque. Y es que mantenerse en la línea del pensamiento oficial tiene el premio de la permanencia y el ascenso, y por tanto el de trazar una larga vida en la cosa política.

Todos conocemos a políticos de uno y otro partido penalizados por contradecir la línea de pensamiento. ¿Es rentable para la carrera de un político no comulgar con la línea oficial? Realmente no.

En este terreno el desarrollo de una marca personal en un partido es difícil pero no imposible.

La disciplina de voto, el miedo a la diferencia

La marca personal de un político no se hace visible en las votaciones secretas, sin embargo ha habido en los últimos años abstenciones sonadas en las votaciones por los recortes en el gobierno anterior y en el presente: Junio 2010, Antonio Gutiérrez, el hombre de CCOO que ingresó en el PSOE como diputado tras anunciar públicamente que no lo haría, se abstuvo en junio 2010 al no votar las reformas del PSOE pactadas con el PP y más recientemente, en Julio 2012 cuando las Comunidades de Extremadura y Castilla León se abstienen ante la dirección del PP por el ajuste a las comunidades. Ambas han sido sonadas, visibles de cara a sus respectivos electorados pero de efecto nulo en lo global.

Es difícil mantener los criterios de coherencia y consecuencia cuando quedas en una gran estructura política marcado como disidente; te conviertes en una persona peligrosa y todo acercamiento hacia ti podría resultar sospechoso.

Y es que un partido político no es para una marca personal, hoy por hoy, un entorno fácil para triunfar en lo personal, sino más bien en lo colectivo; si no lo entiendes así probablemente éste no es tu sitio. Principio número 1.

Las listas cerradas o abiertas

El sistema actual de elección premia al partido y no a la persona, quedando la decisión de la composición de listas en manos de la dirección de cada partido. Así que las listas cerradas son un método de control de presente y de futuro para la alineación de candidatos y  estabilidad de los partidos. De ahí que, realmente, los procesos de renovación se hacen tan complicados y ni siquiera los afiliados dispongan de capacidad regeneradora.

Por el contrario, el senado, las listas abiertas parecen evidenciar políticos de otra casta, normalmente más populares y conocidos en sus localidades pero con menos capacidad interna. De hecho las diferencias entre la proporción de votos entre congreso y senado a los grandes partidos son más que evidentes a poco que los analices.

Así pues el individualismo político, si es coherente con la persona, no crítico, y ocupa un espacio popular de interés social puede ser interesante para el poder. Es el Principio número 2.

Objetivos personales y objetivos políticos

A mi modo de entender el objetivo primario de un partido es la conquista del poder, el segundo sería la creación de una estructura relacional múltiple para mantenerse en el poder, y el tercero sería el beneficio social sólo como medio para servir a los dos anteriores.

No quiero juzgar si el objetivo es pernicioso o no lo es, pero no debe diferir mucho de la realidad.

Esto significa que para desarrollar una carrera política debes coincidir con ellos, y alinear tus valores y objetivos personales con los del partido. Al fin y al cabo el partido estaba antes de que tú llegaras y seguirá probablemente cuando ya no estés. Principio número 3.

Casos destacables

Hay muchos casos de políticos cuyo legado a la sociedad ha sido positivo y desinteresado, muchos de ellos han sido capaces de influir a sus estructuras y ser modelo y referente para gentes afines y también no afines a los grandes partidos (Tierno Galván, Julio Anguita, José María Gil Robles, Antonio Segurado…) y muchos más en política regional, con grandes gestos para la historia como los de Josep Tarradellas y su “Ja soc açí”, González Lizondo y su naranja, Labordeta y su frase “a la mierda” o el zapatazo de Xosé Beiras. Grandes marcas personales todas, sin duda.

Su papel, más fácil y popular, más cercano a su tierra y por la tanto con un espectro mayor de coherencia, identidad y capacidad de impacto. En estos casos siempre ha habido diferencias entre los que ostentaban responsabilidad de gobierno local o los que no lo hacían, más libres por tanto de pactos y apariencias.

Esto significa que la gestión del poder elimina la capacidad de salirse del guión y de mantener unos principios y valores hasta desentonar por ellos. Principio número 4.

Novedades en el espectro

Obviamente en los últimos años se produce un amago para la rotura del tripartidismo nacional. Porque el tercer partido en discordia es IU  y su búsqueda permanente de un proyecto más allá de las circunstancias, cuna de grandes abandonos y relevos donde destaca Gerardo Iglesias, quien voluntariamente decidió volver a la mina de la que salió para ser diputado antes que continuar en la política. Pocos ejemplos hemos vuelto a ver como este, ya que el último gran gesto ha sido el oportunista y fracasado acercamiento física de Cayo Lara al movimiento 15M. Si no tienes marca en política, no la busques en el espacio de los demás.

Fuera del escenario tripartidista aparece una ex diputada socialista llamada Rosa Díez quien junto a Fernando Savater y otros exponentes de la sociedad civil constituyo el nuevo partido. Una persona valiente y coherente, cuya vida fue objeto de atentado y que ha sabido rodarse de personas con “otro talante”.

Mención especial merece Toni Cantó, cuya juventud transcurrió en las calles de Valencia entre el rugby y los desfiles de modelos, luego presentador de televisión y después convertido en actor. Ahora político, mantiene esa personalidad abierta, un lenguaje cercano y un conocimiento de la política que ha sorprendido por su capacidad de interpretar la realidad política desde una perspectiva simple y responsable.

¿Y entonces?

Tras este análisis de mi visión de la realidad de la política he intentado no hacer valoraciones críticas ni al sistema ni a la delicada situación, pero desde luego no podemos vivir ajenos a un sistema que seguirá controlando los destinos de la sociedad y gestionando el dinero que produce.

Desde el punto de las marcas personales la política es un terreno muy especial, donde trazar un proyecto personal es complicado sin un profundo conocimiento de la realidad. Principio número 5.

Es evidente que si te decides por “la cosa pública” puede entrar en ella con voluntad de cambio, y eso puede no ser siempre bien visto. Sin embargo tu perfil político puede ganar muchos enteros con las ideas claras, y ese es un buen comienzo.

Soy de los que piensa que la política por sí misma no cambiará si el cambio no proviene de la presión social; y éste cambiará a los políticos poco a poco, no al sistema de una sola vez. El movimiento #15M ha supuesto la primera amenaza real y colectiva no manipulada hacia el actual estatus de la clase política. Sin embargo se ha mantenido en el anonimato y sin un proyecto de marca.

Quizás el momento del cambio de la visión y la misión política esté cerca de llegar. Y entonces necesitaremos representantes mejor preparados para el servicio público.

( Es sólo una opinión, puedo estar equivocado)

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