Cualquier
persona entiende que el objetivo de un político es gobernar; gobernar para
poder llevar a cabo y desarrollar las políticas que considera más adecuadas
para el avance y progreso de la sociedad. Da igual el ámbito de gobierno, desde
el más pequeño de los pueblos hasta la Presidencia del Gobierno, el objetivo es
el mismo. En teoría.Y
digo en teoría porque creo que hay un número de políticos, creía que pocos pero
cada día pienso que es mayor, que no aspiran a gobernar, que su objetivo
fundamental es estar en la oposición. Y no estoy refiriéndome a representantes
de partidos pequeños, que se dan con un canto en los dientes si logran un acta
de concejal o de diputado, me estoy refiriendo a miembros de los grandes
partidos.Analizando,
por ejemplo, la situación que ocurre en Andalucía uno se da cuenta de que algo
falla, y me explico. El Partido Popular gobierna con mayoría absoluta en todas
las capitales de provincia andaluzas y las ciudades más grandes de la Comunidad;
además también controlan la mayoría de las diputaciones provinciales, ganaron
los últimos comicios autonómicos y, sin embargo, no gobiernan. Lo
mismo creo que ocurre con los socialistas madrileños. Tomás Gómez, que ya sabe
lo que es gobernar y dejar un ayuntamiento arruinado, ahora vive en la
felicidad, limitándose a criticar y poco más.¿Y
por qué ocurre esto? Creo que es porque en el fondo no les interesa, porque
están muy cómodos en la oposición. Muchos de estos políticos no aspiran a otra
cosa, buen sueldo, reconocimiento dentro de la casta, algunos hasta coche
oficial, asesores… y muy pocas responsabilidades, por no decir ninguna.Y
es que en la oposición se tiene que vivir muy bien, basta con criticarlo todo.
Así de fácil.