Nacho Uriarte, presidente de Nuevas Generaciones del PP y diputado nacional por Valencia, presentó hace unos días su dimisión como vocal de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso. Había dado positivo en el control de alcoholemia que se le realizó en la noche del jueves, 19 de febrero, al verse involucrado en un accidente de tráfico. Arrojó una tasa de 0,55 miligramos de alcohol por litro de aire espirado (el límite legal está en 0,25 y es delito a partir de 0,60). El parlamentario lamentó y reconoció los hechos acontecidos al colisionar con otro vehículo en la calle Serrano de Madrid. Su causa ha sido remitida al Supremo. No es un caso aislado. Otros políticos españoles, generalmente del PP, pero también del PSOE y de IU, han sido “pillados” ebrios, mientras conducían. Al menos una docena de cargos públicos (alcaldes, concejales, parlamentarios regionales, jefes de policía, senadores y diputados…) tuvieron que renunciar a su puesto político por superar la tasa de alcoholemia mientras conducían. No todos aceptaron la “humillación” de pasar por las pruebas de alcoholemia.
Juan José Corrales anuncia su dimisión como alcalde de Siero, tras un incidente de tráfico.
De una veintena de altos cargos y representantes políticos implicados en sucesos similares, la mayoría de ellos, con tasas de alcoholemia muy altas, no todos reaccionaron correctamente, provocando enfrentamientos graves. Hace tres semanas, Juan José Corrales, alcalde socialista de Siero (Asturias), era arrestado, tras estampar su vehículo oficial contra una rotonda a las seis de la mañana. Arrojó una tasa de 0,75 miligramos de alcohol, el triple de lo permitido. Está a la espera de juicio.
José Antonio Trujillo, el día de su renuncia.
José Antonio Redondo, regidor de Trujillo y diputado provincial del PSOE, motivaba una persecución, con luces y sirenas incluidas, cuando circulaba en su coche oficial por la villa el 16 de abril de 2008. Redondo dijo que creía que los agentes le estaban escoltando. El etilómetro marcaba 0,79. Le multaron con 3000 euros y se quedó 18 meses sin carnet y sin su cargo, que había ocupado doce años. Dos años antes, dejaban igualmente su cargo por sucesos relacionados con la embriaguez y la conducción, el director de Deportes del Ayuntamiento de Madrid, Roberto Sanz Pinacho, por saltarse un semáforo y casi colisionar con un coche patrulla, y Jesús Aguilar, concejal de Empleo de Coslada.
Miguel Sardiña, Jefe de Policía de Badajoz, suspendido de sus funciones por conducir borracho.
Y, más recientemente, el 19 de enero de este año, Miguel Sardiña, jefe de la Policía Municipal de Badajoz, tomaba una rotonda en sentido contrario y chocaba con otro vehículo, provocando lesiones a sus dos ocupantes. Su tasa de alcoholemia arrojada (0,90) casi cuadriplicaba el límite. Pidió disculpas pero se negó a dimitir. Días después, fue suspendido de sus funciones.
Joan Francesc Jiménez, jefe de Policía Local de Mataró.
Algo parecido sucedió con Joan F. Jiménez, jefe de Policía Local de Mataró el 15 de enero del 2008, suspendido de empleo seis meses y condenado a ocho meses sin permiso, multa de 480 euros y 21 días de trabajos sociales. Otro de los ediles condenados es Joan Antoni Pérez, teniente de alcalde de Esquerra Unida valenciana de Xirivella, quien intentó usar su poder para escaquearse, siendo condenado por desobediencia a la autoridad. El pasado 15 de septiembre había circulado por Valencia con las luces apagadas y se saltó dos semáforos. Cuando los agentes intentaron detenerle, se dio a la fuga. Estos y otros ejemplos demuestran que la política y el alcohol, cuando se mezclan, producen reacciones explosivas. No importa el nombre del partido afectado. Muchas formaciones políticas se ven igualmente implicadas.
El último caso de político cogido in fraganti mientras conducía ebrio ha sido el de Ignacio Uriarte, cuando volvía de su despedida de soltero. “Es un error humano”, se lamentaba el parlamentario, al haber embestido por detrás a un coche que esperaba el semáforo rojo. Eran las siete de la mañana y el diputado del PP conducía bajo los efectos de bebidas alcohólicas por lo que deberá pasar al Tribunal Supremo. La pena por conducir bebido, además de la retirada del carnet hasta cuatro años, puede ser de hasta seis meses de prisión, o una multa y hasta 90 jornadas de trabajos sociales.
El presidente de Nuevas Generaciones, Nacho Uriarte, entrega un regalo al presidente fundador del Partido Popular, Manuel Fraga.
Nacido en Madrid, el 7 de agosto de 1980, Ignacio Uriarte ocupa, desde 2006, el cargo de presidente de Nuevas Generaciones. Antes, fue secretario nacional de Política Social y Bienestar de las Nuevas Generaciones y es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular. Muy afectado por lo ocurrido, Uriarte aseguró a la Policía que no se quería acoger a la inmunidad parlamentaria de la que gozaba como diputado y asumió su responsabilidad presentando su dimisión como vocal de Seguridad Vial y de Prevención de Accidentes de Tráfico. Pero siguió siendo portavoz adjunto del PP en la Comisión de Cooperación Internacional para el desarrollo y miembro de otras comisiones parlamentarias, entre ellas la Mixta (Congreso-Senado) para el estudio del problema de las Drogas. Uriarte reconoció que había cometido “un error” y “una imprudencia”. Pese a ello, el PP le dio pleno respaldo y le trató como a “un compañero”. Así lo declaraba en el primer acto público después de que, hace poco más de una semana, dejara su cargo como vocal de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso por conducir ebrio. Pidió disculpas públicamente tras ser multado por conducir con unas copas de más, lo que no le impidió ser arropado ayer mismo por el propio presidente fundador del PP, Manuel Fraga, quien le aludió, recordar que el presidente de Nuevas Generaciones ha vivido momentos difíciles. Igualmente,fue acaramelado por su presidente, Mariano Rajoy y por la plana mayor de su partido en la celebración del 30º aniversario de Nuevas Generaciones del PP este fin de semana en Toledo, preludio de otros muchos actos que se celebrarán por toda España bajo el lema “Jóvenes por la Libertad”.
Nacho Uriarte, fumando un puro a lo Che Guevara, una de las pasiones de Mariano Rajoy.
Sin embargo, algunas voces críticas exigen que se deje paso a otro dirigente más “joven”, dado que el tope para poder presidir el partido es no superar los 30 años y Uriarte los cumplirá el próximo mes de agosto. Este pequeño sector crítico además le reprocha no haber dado demasiado brío a la organización y depender en exceso de Génova. Pero Nacho Uriarte sale en defensa propia. “Un error no deshace a un joven”, asegura para añadir que su “reto” vital, a partir de ahora, es demostrar a la sociedad, a la clase política y a los medios de comunicación que “se podrá seguir apostando” por él. Uriarte hizo estas declaraciones en el acto de presentación de la blogosfera del PP, una plataforma en Internet de blogs de algunos dirigentes del partido. Jorge Moragas, responsable de Relaciones Internacionales del PP, considera “ejemplar” la reacción de Uriarte tras ser identificado al verse involucrado en un accidente de tráfico y presentar una tasa de alcohol superior a la permitida. Y María Dolores De Cospedal, secretaria general del PP, entiende que Nacho Uriarte hizo “bien” presentando la dimisión como vocal de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso e insiste en que no debe dimitir como diputado del Congreso. Lo justifica, preguntándose qué pasaría si esas pruebas se hicieran al resto del Congreso: “Si todos los diputados tuvieran que hacer la prueba de alcoholemia... ya sabemos como se pasan esas pruebas”.