Por Sunyol
Huele a urna en Can Barça, y es un buen momento para hacer una reflexión en vista de lo que nos espera a los culés.
Confieso desconocer todo lo que rodea al proceso electoral culé, puesto que en las televisiones apenas informan, y todo huele a que aquí sí que habrá elecciones y nadie será coronado por aclamación popular. A pesar de todo eso, nos sabemos los nombres de algunos candidatos y nada más.
Atrás quedan los tiempos en los que las cadenas nacionales dedicaban espacios televisivos en prime time para echar un vistazo al programa electoral de los candidatos a la presidencia de algún club deportivo.
Las encuentas apuntan a Rosell como futuro presidente de la entidad deportiva más laureada de la historia, la entidad con más entorchados nacionales, internacionales y hasta medallistas olímpicos por su pais, en este caso España, en resumen la mejor entidad deportiva el mundo (Segurola dixit).
Pero ahí la cuestión, ¿Volverá Rossell, en su momento primer espada de Laporta, a hacer política desde la privilegiada posición que la presidencia le ofrece?
Confieso que ,como culé no catalán , muchas veces me he sentido ignorado por la directiva actual, sobre todo cuando el bueno de Jan aprovechaba la imagen del club como plataforma para hacer uso de sus reivindicaciones políticas; Pero al mismo tiempo he sabido comprender que Catalunya, al igual que otras nacionalidades históricas, tiene su ideosincriasia particular que la hacen diferente a lo que parece se quiere identificar con España.
No me han gustado las apariciones con banderas independentistas de futbolistas en celebaraciones públicas, pero tampoco han sido de mi agrado, como español, que Raúl sacara la bandera en forma de capote pasando su torerío por todas la pantallas, ..siempre me ha parecido un “redundar en el tópico” que hacía quedar a España en mal lugar ante el resto del mundo, al igual que las flamencas en la final de la Champions 2010.
Pero haciendo memoria , y dejando las banderoladas del público a un lado, puesto que en todas partes cuecen habas, y en algunas habones, quisiera hacer un repaso de el uso de clubes deportivos para una reivindicación política.
El primero quizás haya sido el Valencia, que en medio de toda la polémica del plan hidrológico , tuvo las santas narices de saltar al campo con pancarta y camisetas de “Agua para todos”.
Don Florentino Pérez, ordenó retirar de su campo las pancartas de “No a la guerra”, impidiendo que gran cantidad de su masa social se manifestara contra de la gran polémica del momento.
Otro punto que nunca he entendido, y lo he intentado es la política lingüística del primer club de la capital. Cuando Raül López, jugador de baloncesto recaló en Madrid, despareció de su camiseta la diéresis de su nombre, el que llevaba en la Penya, para cambiarlo por un acento, cosa que podría tener su razón en que solo escribían con alfabeto y signos castellanos, pero la sorpresa llegó este año al ver que la misma sección si aceptaba la grafía de Kaukënas, porque en al parecer si se puede escribir en lituano , pero no en catalán.
También el Barça, ya con Laporta, promovió el correllingua, una cosa que en Galicia se hace hasta en las escuelas, cuando el Barça lo hizo en el Camp Nou, las teles nacionales hablaron incluso de la colonización de Valencia y Baleares, sin informarse antes de que iba el asunto, promocionar la lengua.
Luego está el tema de las banderas en las camisetas,..palos de todas partes recibió el club cuando puso la senyera en la parte posterior de su camiseta, pero por lo visto, todo el mundo lo imitó con sus comunidades respectivas, o casi todos los que sienten su comunidad como algo propio.
Tema aparte sería hablar del pasado…, pero eso…es otra historia.
¿Qué hará usted Sr. Rossell, hará usted, como los ejemplos anteriores, un uso privilegiado de su nueva posición o hará un Barça de todos?