A mí lo que ha dicho este cacho de carne con ojos, que diríamos en mi tierra y por no llegar al insulto del que él ha hecho uso, me parece una clara incitación a la violencia machista, al margen de demostrar que el sujeto tiene un coeficiente mental más bien escaso a la vista de los argumentos que utiliza para referirse, no ya a la gestión de Oltra, sino a su condición de mujer.
Que un personaje con proyección pública (¡bueeeeno, vaaaaale!, al pollo este lo conocen ya los de mi generación en adelante, y no todos) salga de rositas tras proferir frases que ponen de relieve que las mujeres que piensan, que son autónomas o libres o las que no responden al patrón de portada del Hola necesitan pollardón y pichicilina me parece una verdadera temeridad. De esos barros suelen venir después lodos del tipo ‘la maté porque era mía’, o ‘si es que van provocando y luego se quejan de que las violen’ o ‘calladita estás más guapa’ o ‘respeta cuando habla un hombre’ o aquella tan famosa de ‘la pobre, con lo fea que es no encontrará quien la aguante’ y otras lindezas por el estilo.
Al margen de que la señora Oltra decida demandar al sujeto, que motivos para ello tendría, a mí lo que me encochina es que aún existan machos ibéricos que sigan pensando que cualquier mujer con criterio, con independencia, con ideas propias, en definitiva cualquier mujer a su altura tenga una enfermedad que se cura con pollardón y pichicilina. El estómago hay que tenerlo a prueba de bomba para aguantar a semejante personaje ¡Qué asquito por dios!