De la historia del yogur y sus virtudes nutricionales ya os hablé en mi otro blog Tukimica en la entrada Yogur, rico, rico (pincha aquí)
En casa somos fieles consumidores del ancestral alimento y lo utilizo también para preparar recetas saladas. Es una manera diferente de cocinar el pollo, pero resulta muy sorprendente y delicioso. El punto de la menta , además, le aporta aroma y frescor.
Para 4 personas:
- un pollo de 1,5 Kg cortado a cuartos(o 1 Kg de pechuga en tacos, aunque saldrá más seco)
- 2 dientes de ajo
- aceite de oliva
- sal y pimienta
Para la salsa de yogur:
- 4 yogures griegos
- aceite de oliva virgen extra
- ajo
- orégano
- menta fresca
- sal
Se precalienta el horno a 160-170ºC. Se pepara el pollo para hornearlo pintándolo con una pasta elaborada con los ajos machacados mezclada con el aceite, la sal y la pimienta. Se hornea durante unos 20 minutos.
Mientras tanto, se prepara la salsa de yogur. Para ello, se pone en un bol el yogur griego, se agrega un diente de ajo machacado, el orégano, la sal y la menta picada a vuestro gusto y se remueve hasta que quede una crema (es deliciosa untada simplemente en pan o para preparar carnes a la barbacoa).
Se saca el pollo del horno y se unta con esta pasta aromatizada, extendiéndola de forma uniforme. Se devuelve al horno por espacio de otros 15 minutos o hasta que veáis que empieza a agrietarse la crema.
Se sirve acompañado de arroz salvaje y de más salsa de yogur para quién lo quiera. Se acompaña también de vino blanco de Rueda.
¿Sabéis cómo llaman a esta receta en griego? Kotópulo yiaúrti