Reminiscencias de la cocina árabe: una receta centenaria con sabor exótico
Ayer sábado me dediqué a experimentar con el cuaderno de cocina de mi abuela. Lo cierto es que el viernes por la noche salí con mis amigas MIS AMIGAS y el sábado las invité a comer en casa la receta que pensaba preparar para la sección “Cocina con Solera” de este blog. Lo previsto eran filetes de rodaballo con bechamel, pero como me levanté muy tarde no pude comprar dicho pescado ni ningún otro fresco.
La solución era buscar una alternativa en el cuaderno de pollo que escribió mi bisabuela. UN POLLO CON HISTORIA Y SOLERA Me decanté con por un “Pollo en salsa de piñón”, cuya receta me llamó la atención por la diversa cantidad de especias que contenía. Me fui a hacer la compra sin apuntar todas las cosas necesarias, y los efluvios de la noche anterior aturdieron mi mente de tal forma que me olvidé de algunos ingredientes importantes, como la manteca de cerdo. Tambiénsalí sin piñones del supermercado porque pensaba comprarlos en la tienda vecina a mi casa, que atiende un amabilísimo muchacho de Bangla Desh. Fatalidad: él no tenía piñones ni yo, ganas de volver al supermercado. Así que opté por echarle almendras, que sí había en casa y se adaptaban perfectamente al guisado. No en vano, mi bisabuela escribió piñones, almendras o cacahuetes. Por tanto, empecé a cocinar con dos ingredientes cambiados: utilicé aceite de oliva en lugar de manteca y almendras en vez de piñones.
Aunque en las recetas de pollo no figuran los ingredientes separados, los enumero a continuación y paso luego a copiar literalmente el texto que escribió mi bisabuela, con sus letras que parecen bordadas con tinta negra de pluma. No existían los bolígrafos en su época. Se escribía con lápiz o pluma.
INGREDIENTES: 1 kilo de pollo troceado, 3 tomates, 1 cabeza de ajo, 2 cebollas, aceite de oliva, un vaso de vino de Jerez, 1 hoja de laurel, sal, pimienta, clavo, canela molida, nuez moscada y piñones tostados, almendras o avellanas.
PREPARACIÓN: Se asan tres o cuatro tomates, una cabeza de ajo, unos cascos de cebolla y todo esto se limpia y se maja con pimienta, un clavito, canela molida, nuez moscada y piñones tostados, almendras o avellanas. Se pone manteca, se fríe todo este majado y se vierte sobre el pollo que estaba en el perol hecho trozos. Se deja refreír con el pollo todo este majado y se le añade vino de Jerez y una hoja de laurel tostada. Se le añade agua y cuando esté tierno se deja en una salsa conservadita.
Me puse a preparar esta receta con la agradable compañía de mi amiga Olivia N (más tarde llegaron Emi y Katty) y sendas copas de vino, que degustamos lentamente mientras charlábamos y yo metía en el horno los tomates, la cebolla y el ajo para asarlos. Aunque en la receta no se menciona, mojé dichos ingredientes en aceite de oliva para facilitar su pelado una vez asados, como he visto que hace mi madre cuando asa verduras. Una vez limpios, en lugar de majarlos, como dice la receta, decidí pasarlos por la batidora. Estaba muy cansada para ponerme a majar. Por suerte, ahora tenemos utensilios de cocina que no existían en la época de mis antepasadas. Seguí los pasos de la receta hasta el final. Al mismo tiempo estaba cocinando una crema de espinacas para tomar como primer plato y se me ocurrióecharle al pollo el caldo de esta crema en lugar del agua. A juzgar por el resultado, estoy convencida de que acerté.
Cuando estuvo listo y lo probamos, Olivia y yo coincidimos en la afirmación de que el plato tenía unsabor característico de la cocina oriental, propiciado por la mezcla de la canela con el resto de las especias. Son las reminiscencias de la gastronomía árabe en la cocina andaluza, le indiqué. Mas tarde hable por teléfono con mi madre y ella me confirmó que antiguamente, en los tiempos de sus abuelos, la canela era una especia que no se usaba solo en repostería: la llevaban la mayor parte de los guisos de pollo y carne.
Os animo a cocinar esta receta centenaria de pollo cuyo sabor, original y exótico,parece más típico de un plato de nueva cocina que de una receta escrita hace más de un siglo. Su preparación no entraña dificultad alguna, aunque sí necesita tiempo y paciencia -virtud imprescindible en cualquier cocinero/a que se precie- porque la verdura hay que asarla en el horno y limpiarla antes de mezclarla con el resto de los ingredientes. ¡Que lo disfrutéis!
¡Os deseo una feliz tarde de domingo! Y aprovecho parta citaros en este rincón mañana lunes. Como cada semana, habránuevos relatos sobre las andanzas de Emi, Wynie, Olivia y Katty. EMI, WYNIE, KATTY Y OLIVIA