Mis exposiciones favoritas son aquellas con las que podemos viajar por todo el mundo, lugares que nos encantaría poder conocer en persona, pero que por falta de dinero o tiempo, aún no hemos podido visitar. Una buena manera de ir abriendo boca son este tipo de muestras, con un poco de imaginación podemos trasladarnos gracias a ellas a lugares lejanos. En esta ocasión es el Palacio Real de Madrid quien nos brinda la oportunidad de viajar a Polonia con una variada muestra que puede verse hasta el 4 de septiembre.
Polonia. Tesoros y colecciones artísticas es la primera oportunidad que tenemos en España de conocer el patrimonio de este país, a través de armaduras, cuadros, objetos religiosos, armas, grabados... La muestra hace un recorrido por la historia y el arte de Polonia, una historia llena de incidentes y periodos convulsos, debido al territorio estratégico que ocupa y al encontrarse entre oriente y occidente, algo que también condiciona sus manifestaciones artísticas. La visita comienza con un vídeo que nos muestra imágenes fijas de distintos lugares de Polonia, una buena idea para empezar a situarnos y para desear con más ganas aún conocer este país. A continuación empieza la muestra en si con un recorrido por la época medieval y renacentista, cuando la capital del país era Cracovia. En estas primeras salas podemos contemplar objetos religiosos, tapices, cuadros, monedas y una singular virgen abridera portátil.
A continuación pasamos a la ciencia, con la figura de Copérnico como eje central de la misma y sus estudios sobre el heliocentrismo del Sistema Solar, o la fundación de la Universidad de Cracovia en 1348, la segunda más antigua de Centroeuropa tras la de Praga. También conoceremos las intensas relaciones diplomáticas que han existido siempre entre España y Polonia.
Destaca el 'sarmatismo' una identidad nacional que se inicia con la dinastía Vasa, y que se sustenta en la creencia de que los nobles polacos descendían de los sármatas, una tribu guerrera que vivía en la región en la Antigüedad. Esa identidad nacional, unida a la influencia oriental, crea un arte muy personal y genuino en Polonia. Destacan los 'retratos de ataúd' que se colocaban en el féretro durante los funerales y posteriormente junto al escudo del difunto en la pared de la iglesia, así como el inquietante lienzo de La danza de la muerte.
Polonia ha pasado por muchas visicitudes históricas, ocupó un gran territorio que iba desde el Báltico por el norte hasta el mar Negro por el sur. El Reino de Polonia y el Gran Ducado de Lituania formaban la Mancomunidad Polaco-Lituana, conocida también como República de las Dos Naciones. Sin embargo, a partir del siglo XVIII se fueron sucediendo las pérdidas territoriales en beneficio de las vecinas Rusia, Prusia y Austria, hasta que en 1795 Polonia perdió su independencia. No es de extrañar que el apartado dedicado al armamento y armaduras sea espectacular, en especial una preciosa y llamativa armadura de húsar, considerada "la caballería más bella de Europa", que jugó un papel fundamental durante el sitio de Viena por el ejército otomano en 1683. El rey polaco Juan III Sobieski acudió en ayuda de la ciudad de Viena al frente de un ejército formado por polacos, austriacos y alemanes en una victoria que consiguió frenar la expansión turca en Occidente.
A Juan III Sobieski le sucedieron en el trono de Polonia dos príncipes sajones de la Casa de Wettin: Augusto II el Fuerte y Augusto III, una nueva dinastía que hizo que el arte de este período estuviera dominado por la influencia de Francia y Alemania. Paradójicamente, y a pesar de la influencia occidental en el arte, es en esta época cuando se implanta la vestimenta masculina típica polaca, con fuertes influencias orientales. En una de las salas podemos ver un conjunto completo compuesto por un kontusz, una especie de abrigo largo que se llevaba encima de la túnica y se sujetaba en la cintura con un fajín de seda con hilo de oro o plata.
En 1764 fue elegido rey de Polonia Estanislao II Augusto Poniatowski, un monarca de mentalidad ilustrada, mecenas y coleccionista, que impulsó la redacción de la reformista Constitución del 3 de mayo de 1791, la primera carta magna moderna de Europa y la segunda del mundo tras la estadounidense. La oposición de Rusia desembocó en una guerra entre ambos países que concluyó con la derrota de Polonia y la pérdida de su independencia en 1795.
Como gran amante del arte que era, Estanislao II Augusto Poniatowski reunió una colección que incluía unas 2.300 pinturas entre las que se encontraban obras maestras de grandes pintores occidentales. Una colección que tras su muerte se dispersó, pero de la que podemos ver varias obras en esta exposición. Sin duda son dos las grandes joyas de la muestra, por un lado la increíble Niña en un marco de Rembrandt. No se aprecia especialmente bien en la fotografía, pero delante del cuadro el efecto es sorprendente y parece que la niña realmente sale del cuadro creando una tridimensionalidad sorprendente.
La gran joya indiscutible de la muestra es La Dama del Armiño de Leonardo da Vinci que puede verse por primera vez España. Se trata de una de las escasas pinturas indiscutidas de da Vinci, que representa a Cecilia Gallerani, amante de Ludovico el Moro, duque de Milán, que tendría aquí 17 años. Como con la obra anterior, aunque aquí especialmente, la fotografía no hace justicia a la maravilla de cuadro que es al contemplarla en directo, los colores, las formas, la vida que tiene el cuadro son tales que (es la última pieza de la exposición) realmente tuvieron que arrancarme de delante de ella, porque me habría quedado todo el día contemplándola. Os recomiendo que no os perdáis esta muestra, realmente vale la pena verla a pesar de la gran pega que tiene: el precio. Y es que son 10 eurazos (16 si queréis visitar todo el Palacio Real), y en este caso aviso a los periodistas como yo que no hay entrada gratuita con el carné de prensa, toca pagar. Pero si lo pensamos bien, 10 euros se nos van muchas veces en mil tonterías sin sentido, así que, por mi parte, han estado bien gastados. La muestra puede verse todos los días de 10 a 20 horas.
**Este fin de semana tenemos el puente agosto por delante que aprovecharé para hacer una nueva escapadita a la playa. En esta ocasión nos vamos a Valencia que ya conocemos así que habrá mucho relax, alguna visita a la Ciudad de las Artes y las Ciencias y algún que otro museo al que le tengo echado el ojo (la Casa Museo de Blasco Ibáñez, por ejemplo). Acepto sugerencias. Así que ¡feliz puente de agosto a todos!