Hasta para los más recalcitrantes caceroleros, Julio Borges es definitivamente intragable. Aunque sí se tragaron tantas veces tantas mentiras, angustias, falsas ilusiones, que terminaron con la esperanza saqueada por el eterno cuentico de que “¡y va a caeeeerrr, este gobierno va a caerrrrrr!”. Y no cae, y la señora cacerolera escucha en la tele a su infomercenario de cabecera diciéndole que el chavismo la excluye del Clap, mientras ella llena su cacerola con el arroz que vino en la caja de ese Clap del que se supone está excluida. Y la señora apaga la tele y sigue cocinando su cotidianidad complicada por las sanciones que Julio Borges le juró que solo afectaban al gobierno, y ella pasando roncha, y Borges sigue jodiendo y no hay un solo dirigente opositor que diga que ni ella, ni sus vecinas ni nadie este país, quiere sanciones. ¡Qué soledad tan sola! Y reincidiendo en su sordera, la agonizante sifrinocracia y a los partidos parejeros declaran que no hay condiciones electorales y llaman a la abstención activa -ya saben, calle, calle y más calle. Ooootra vez-, mientras el 70% de sus bases quiere ir a elecciones. Y, claro, cuando te aseguran que “no hay condiciones“ es porque sus encuestas les dicen que el 62% de los votantes asegura que no votarían por ninguno los líderes visibles de la oposición. Polvo cósmico, dijo Chávez que serían, en polvo cósmico se convirtieron. Carola Chávez
@Tongorocho Anuncios &b; &b;