Por cierto, no es la primera vez que el desastre de Pompeya se ha llevado a la gran pantalla, Paul W S Anderson ha sido el encargado de rememorar ese episodio de la historia. Se trata de un cineasta especializado en el cine de acción como demostró con Mortal kombat, aunque se ha especializado en la saga cinematográfica Resident Evil, basada en un videojuego. La idea del cineasta fue construir una ciudad para los planos cortos, utilizando tecnología digital para las panorámicas después de haber filmado todos los restos arqueológicos, que fueron posteriormente utilizados. Como dato curioso, el cineasta estuvo acompañado de su perro (Cromwell).La cinta en cuestión presenta un enfoque clásico, acompañado de una banda sonora moderna y pegadiza. El largometraje es correcto. No es nada del otro mundo y bebe de las fuentes de cintas muy conocidas como Gladiator, Espartaco y Robín de los bosques, donde se percibe que captan ideas de un lado y de otro. La historia es muy visual, mientras que los diálogos son escasos. Más que un guión parece un esbozo del mismo, puesto que la trama es demasiado esquemática. Por otra parte, las escenas de acción transmiten realismo, todo perfectamente coreografiado. El final es lo mejor de la película.
El reparto lo encabezan Kit Harrington, recordado por interpretar a Jon Nieve en la serie Juego de Tronos y un Kiefer Sutherland, hijo del mítico Donald Sutherland, conocido por interpretar al agente Jack Bauer en la serie 24 muy valorada por público y crítica.
La producción nos parece superficial, pues tan sólo busca el mero entretenimiento. Sin embargo, la amistad sincera, al modo de los personajes al estilo de las cintas de Peter Weir, nos da la impresión de que, a lo mejor sin pretenderlo, se ha logrado con un notable acierto. Se observan grandes detalles de lealtad entre ellos. Y es que ambos conectan rápidamente al haber vivido experiencias traumáticas similares (publicado en Pantalla 90).