Poniendo en su lugar a los caníbales

Publicado el 15 febrero 2017 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Desdramatizando las melopeas mediáticas para mejor desmontarlas

Para el Arcángel Foster

El hermano bueno mira al mar, el hermano malo mira a la jungla...Proverbio caníbal

Évole para Jot Down

Los seres-nada de los que habla mi amigo Félix, un altísimo porcentaje en la población de los países mal llamados desarrollados, viven pendientes, siendo pertinentemente moldeados en sus creencias y sensibilidad, de los mal llamados “medios de comunicación de masas”: el Cuarto Poder. La mayor parte de aquellos que ejercen como ciudadanos se informan y deciden en función de los contenidos vehiculados por periódicos, cadenas de televisión o emisoras de radio. Una mínima parte lo hace basándose principalmente en la experiencia propia o en la reflexión, a esta última se puede acceder mediante: la lectura, el pensamiento disciplinado o la meditación... incluso el rito, el trabajo creativo y vocacional o la oración silenciosa, funcionan. El resultado ha sido un progresivo embrutecimiento de los mal llamados “ciudadanos” y una intensa falta de escrúpulos y de ética por parte de los gobernantes. Insisto que no hablo de los regímenes totalitarios o autoritarios, sino de las mal llamadas democracias. Son estas, en la Era de la Granja que canta encomiásticamente Steven Pinker, sistemas masificados de convivencia de corte predominantemente urbano organizados como sociedades burocráticas de consumo dirigido donde se ha impuesto, pertinente y consecuentemente, un control exhaustivo y cientifista sobre las conductas; una cada vez más extensa y panóptica vigilancia que pretende disimular su torva faz con oleadas de propaganda continua y omnipresente, impregnada esta de un buenismo de garrafón, lo envuelve ya todo. El Estado Terapéutico o la culminación de la “postmodern-hez”; no es raro, ni está falto de significación, más allá de las explicaciones fisicalistas, lo mal que huelen las ciudades. Lo fecal ha sustituido a lo feérico en la era digital; para mejor ser comprendidos: la diferencia que va entre Jordi Évole y Miguel de la Quadra Salcedo; porque estamos hablando aún, mal que nos pese, de periodismo. Vivimos en una época terminal, en la fase de los ogros filantrópicos donde toda noticia es ya una “falsa noticia”.
la conducta caníbal de Madonna
Durante los recientes comicios para la elección de Presidente de los Estados Unidos se han dado algunas circunstancias peculiares que muestran el alto grado de deterioro cognitivo al que puede acceder cualquiera que se ponga al alcance de los “media”, en función de la muy anti intelectual sintonía con que estos quieren ser atendidos. Nada bueno puede venirle a nadie, por poner algunos ejemplos cercanos, entrando en el juego de Mercedes Milá con “los libros” o pretender asumir al insano ex Presidente Obama en su papel favorito de individuo encantador o “cool”; no digamos ya lo que puede implicar para cualquiera escuchar con atención los discursos de nuestro Presidente del Gobierno o de nuestro no menos “brillante” Jefe del Estado. Son sólo ejemplos mínimos e ilustrativos. Poco recomendable es pues tomarse en serio estas tonterías procedentes de golfos o tontos; como lo es pretender “entender” los anuncios de detergentes o compresas, salvo que uno quiera sentir los efectos de una necrosis psíquica parcial “in situ”. Con Internet ha surgido, presuntamente, una posible fuente conflictiva de contrainformación que parece cuestionar un entramado organizado de manera casi monopolística; está por ver que esto sea, o vaya a seguir siendo, así. Pues es en Internet donde uno encuentra continuas referencias a las versiones o “narrativas” mediáticas dominantes.
Vayamos pues con tres casos recientes, elevados por la magia gaseosa mediática a mitologemas y relacionados con la toma de posesión de Donald Trump como 45 Presidente. La discusión sobre la cifra de gente que había en la explanada es el primero; focalizar la atención en algo absolutamente baladí de lo cual se quiere extraer un presuntamente profundo significado, distrayendo la atención de otras cuestiones, es un recurso común en el “agit prop”. Se compara, mediante un par de fotografías, el mismo lugar en dos momentos distintos: una, sita en 2009 con la llegada al poder de Obama, y la otra en la actualidad. La conclusión que tenemos que extraer es que Obama es mucho más querido que Trump . Hubiera resultado interesante ver imágenes, o mejor tener datos fehacientes, sobre este ítem de la presencia en este significativo momento y lugar de al menos cinco Presidencias. Es con Reagan con quien se habilitó poder estar masivamente en estos lugares, para empezar. Punto dos: ¿cómo estaba esta zona cuando Obama ganó por segunda vez la Presidencia en el 2013? ¿Por qué no nos muestran la foto? ¿Decayó acaso su popularidad? 

Pero yendo más lejos y entrando en el acontecimiento dos, la marcha multitudinaria de mujeres con gorros morados: seguramente aterrorizadas porque Trump va a imponer por decreto algo aún peor que la repulsiva sharia islámica sobre ellas; hay que señalar que agolpar gente en plazas o avenidas es propio de los movimientos totalitarios, que generalmente luego son derrotados en las urnas, no de las democracias . Es bastante natural y tampoco es de recibo que hubiera mucha gente contraria a Trump, no sólo por haber sido expresamente convocados y por tener un mayor poder económico en general que la mayor parte los votantes del ganador, pertenecientes a las clases trabajadoras, sino porque las bolsas de electores más densas y leales a la preclara e irascible Hillary, estaban situadas cerca de Washington y en el mismo Washington. Nueva York no está lejos. Algo sin trascendencia es elevado a la categoría de signo que desprestigia una victoria electoral absolutamente legítima. Una mezcla, en ambos casos analizados, de propaganda derogatoria clásica salpimentada con argucias de la prensa del corazón; a la medida pues del público protagonista, predominantemente femenino, que sólo el uso de una imaginación desbordante pero enfermiza y obtusa puede considerar constituido por una mayoría de lumbreras intelectuales o de justicieras incorruptibles. Y el ejemplo básico de esto a lo que me refiero de manera indirecta lo da la conducta de Madonna. Antes de entrar en materia y desdramatizando la conducta caníbal de esta criatura, aturdida y dolida sin duda por el “sunset boulevard syndrome”, señalar que esta señora, porque ya no es una "material girl" por mucho que se afane en ello; esta señora estupenda, por lo demás, es simplemente, ni más ni menos, que una cantante y una bailarina. Lo que pueda opinar sobre política, física cuántica, baloncesto uzbeko o cábala ha de tener muy poco impacto en nadie, salvo como anécdota biográfica. Sus muy turbadas palabras han de ser consideradas con ironía, distancia, quizás incluso con una poco empática pero conveniente indiferencia. Sus: “Fuck you. Fuck you” en Twiter, como en el pasado su promesa de “mamársela” a todo quisque si ganaba su candidata, no son propios, siquiera, de una cortesana de lujo; profesión a mi modesto juicio más que meritoria, mucho más que lo pueda ser la de la repugnante catedrática en “la nada nadea en negro” Angela Davis: estalinista notoria, devenida lesbiana con los lustros, que no podía faltar en este rebuznante aquelarre.Sus declamaciones, las de Madonna, sobre “volar” la Casa Blanca , que le podrían costar muy caras, mezcladas con referencias a Auden, son patéticas y risibles. Afortunadamente el Diablo, que la tiene bien grande, es un caballero y no se lo va a tomar en cuenta. Una muestra más de histerismo, simplemente; quiero imaginar que si hubiese vencido su adorada Hilary podría muy bien haber sido nombrada para algún cargo importante, de corte “cultural” o “humanitario”, en su distópica y ucrónica Administración. Sin duda es eso lo que la hace perder los papeles, pero no ha podido ser. Así son las cosas y añado: afortunadamente.Es muy fácil, no obstante, quitarse de encima todo esto pero uno debe querer hacerlo; no es preciso leer libros de autoayuda, ni tomar pastillas de ningún tipo. A veces para no ser un ser-nada basta con estar a solas con uno mismo un rato todos los días, otras con saber decir no en muchas ocasiones a los que nos rodean o a quienes nos pegamos como lapas; apagar la TV o la radio a tiempo, saber cerrar el periódico o la página de Internet cuando experimentamos los primeros síntomas tóxicos, o desternillarse contra lo “políticamente correcto” tomando irreverentemente conciencia de la capacidad de engaño desplegada por una legión creciente de miserables que se han convertido, generalmente mediante salario y fidelidad canina a sus patronos, en “opinion makers” , pueden ser también recursos eficaces. Despreciar lo despreciable es bueno y odiar lo odioso: obligado. HATE IS GOOD. No hay mal en ello, formar parte de una manada o una piara casi nunca resulta deseable salvo para lobos y cerdos. Se nos ha dado el don de caminar erguidos y de pensar, utilicémoslo. Creo, tras este largo artículo que muy bien podría ser verdad, lo que ha dicho el nuevo Presidente de los Estados Unidos: Los periodistas están entre los seres humanos más deshonestos de la Tierra.

Y las chicas de la Tierra tampoco son fáciles...


Frank G. Rubio