Viernes 31 julio 2020
Cambiamos de provincia para visitar la zona de la Rías Baixas pontevedresas. Aunque los límites de las Rías Altas y Baixas no está muy claro, la mayoría sitúan las Baixas al sur del Cabo Fisterra, o sea Corcubión, Muros y Noia (provincia de A Coruña), Arousa, Pontevedra y Vigo (provincia de Pontevedra).
No cabe duda de que cuando traspasamos el Cabo Fisterra hacia el sur las condiciones climáticas y geográficas cambian, las rías son más amplias, las condiciones climáticas se suavizan y la ocupación el espacio es más intensa y más urbanizada. No por ello es difícil encontrar playas salvajes y rincones casi desérticos.
Plantamos campamento en el camping Moreiras situado en el concello de O Grove al borde de una bahía de aguas cristalinas y colinas con pinos. Es un camping limpio, cuidado, tranquilo y algunas de sus parcelas están sombreadas por frondosos castaños y parras de kiwis. Las parcelas son un poco pequeñas, pero todo lo demás compensa la relativa falta de espacio.
La península de O Grove está unida al continente por un estrecho istmo de arena blanca donde se encuentra la praia de la Lanzada, una gigantesca playa de más de dos kilómetros de longitud y una de las más concurridas de la zona como así lo atestigua el enorme parking que confirma su éxito estival, pero os puedo asegurar que el espacio no es problema.
Guardiana de la ría de Arousa, O Grove ha sido muy urbanizada desde los años 90 pero aún se pueden encontrar bonitas playas bien conservadas y algunas zonas naturales protegidas.
Al norte de la ría, la Illa de Arousa es un apreciado centro balneario unido a tierra firme por un puente. Su localidad principal, Porto do Xofre, ocupa el istmo que separa los dos puertos de la isla y conserva un ambiente bastante tradicional y pesquero. El resto de la isla, que se puede recorrer en coche, son pinares y playas cristalinas. Al norte el faro, la cercana praia da Secada o la praia Alla de Arousa en la punta da Barbefeia. Al sur el Parque Natural do Carreirón, una zona de dunas preservada con un sendero sencillo que recorre todo el parque y permite la salida a sus playas, aunque la más bonita de la isla (quizás de toda Galicia) es la praia de Salinas en la misma entrada del parque. Arena blanca y millones de conchas con un agua azul turquesa y un mar en calma gracias a su ubicación resguardada en la ría. Salvo por lo fría que está el agua, nada tiene que envidiar a las playas del Caribe.
El día ha resultado una grata sorpresa, es posible que sea la zona que más nos ha gustado de todo el viaje. Cuando estuve preparando el viaje y leía cosas como “el Caribe gallego” pensaba que exageraban un poco bastante, pero tengo que reconocer que la ría de Arousa con sus islas, sus penínsulas y sus aguas cristalinas son una delicia.
Sábado 1 agosto 2020
Desde Portonovo y Sansenxo salen barcos que conectan tierra firme con algunas de las islas del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, el primer parque español dedicado a la protección del medio marino. Está formado por las islas Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada y no hay que irse de Galicia sin visitar alguna de ellas. Para las dos primeras hay que pedir permiso con antelación y comprar el billete de barco inmediatamente después.
Las islas Cíes son las más demandadas porque una de sus playas tiene fama mundial y ha sido declarada en alguna ocasión como la mejor playa del mundo, por la tanto es posible que si no se organiza con tiempo el cupo de permisos esté completo con varias semanas de antelación. Justo lo que nos ocurrió a nosotros pero no hay que decepcionarse, la isla de Ons es otra buena opción y una alternativa perfecta.
Dominada por un faro, la isla conserva un pueblo parcialmente habitado. A finales del siglo XIX albergó una conservera y estuvo bastante poblada. Hay varios itinerarios que rodean la isla partiendo desde O Curro: la ruta sur (6,2 km) es el más completo y conduce hasta las playas de Area dos Cans y Canexol, pasa por el mirador de Fedorentos y ofrece una buenas vistas panorámicas; la ruta norte (8,1 km) sigue la costa desde lo alto para llegar al mirador de Centulo desde donde además de una panorámica se pueden observar aves y regresa por la praia de Melide. Ambas rutas conectan entre ellas y enlazan con la ruta del faro (4 km) que domina el centro de la isla. Dependiendo del horario de regreso del barco y de la ruta o rutas elegidas, aún se puede de disponer de tiempo para relajarse en algunas de las estupendas playas de la isla cercanas al puerto. Nosotros hicimos la ruta sur, la enlazamos con la del faro y nos dio para estar un par de horitas tomando el sol y remojándonos en la praia Area dos Cans.
Aquí os dejo la empresa de barcos con la que fuimos y la web donde hay que pedir permiso:
En la isla hay varios restaurantes pero si sois de picnics, también hay mesas cerca de la primera playa y, aunque pocas sombras, la isla dispone de mucho suelo donde extender un pareo y comer algo viendo espectaculares acantilados.
Domingo 2 agosto 2020
Los planes iniciales eran pasar dos días en la ría Arousa antes de trasladarnos a la ría de Pontevedra y Vigo, pero nos ha gustado tanto esta zona que hemos alargado un día más. Y vamos a dedicarlo a hacer kayak desde Porto do Xufre hasta el islote virgen Illa Areoso, un arenal con vegetación baja y bañado por aguas turquesa en el que no se permite atracar embarcaciones de recreo, solo es posible hacerlo en kayak. La mayor parte de la isla está protegida, pero es posible rodearla paseando por su arena blanca antes de volver a tierra firme. Aprovechamos el momento para hacer el picnic mientras las gaviotas intentaban robarnos la comida y con la impresionante visita de una familia de delfines que se dejaron ver saltando y jugando con las olas.
La vuelta la hemos hecho adentrándonos y rodeando la ensenada del Parque Natural do Carreirón, aquí donde el mar se tranquilizaba hemos podido disfrutar del suave vaivén de las olas y de un silencio casi sepulcral a pesar de haber gente en las playas cercanas.
El trayecto hasta el punto de recogida se ha hecho algo pesado, en mar abierto y con viento del norte todo ha ido en nuestra contra. Pero llegamos, muy cansados, pero lo hicimos.
Para tomar algo de fuerzas hemos parado en Cambados a hacer nuestro tradicional helado de tarde. Hay cosas que no pueden faltar y un buen helado artesano con productos gallegos es casi imprescindibles cuando el calor más aprieta.
Después de la ducha y descansar un rato hemos ido a cenar, por recomendación de los vecinos campistas, al restaurante A de Roque que está justo delante del camping, un restaurante sencillo, sin grandes pretensiones, con pescado y marisco fresco como platos principales. Con lo cansados que estamos nos ha venido de perlas no tener que cocinar, fregar ni recoger.
Lunes 3 agosto 2020
Seguimos bajando por la costa para ver, esta vez, la ría de Pontevedra, la de Vigo y sus alrededores. Según nuestros planes, que han vuelto a cambiar, teníamos previsto ir a dormir estas últimas noches en Galicia a un camping de Baiona pero hemos decidido ir a uno mejor situado estratégicamente y, aunque, muy básico, humilde y pequeño, los baños estaban cuidados y limpios. Así que hemos estado estupendamente bien.
Desde Cesantes, en el concello de Redondela, donde está ubicado el camping, visitamos Pontevedra y Combarro.
Pontevedra es una ciudad pequeña pero con encanto. Su centro está casi totalmente cerrado al tráfico y es exclusivo para los peatones. Quizás sea ese el motivo por el que se respira un buen ambiente en sus calles, especialmente a la hora del aperitivo y de la comida cuando todos los bares de su centro histórico están a rebosar de gente tomándome unas tapas o raciones con una copa de vino o una Estrella Galicia. El tapeo es casi una institución en las ciudades gallegas y en Pontevedra no podría ser menos. Hay muchos locales por todo su casco viejo ocupando plazas y callejuelas de sillas y mesas, como La Chiruca con sus ricas tortillas de patatas, sardinas asadas o solomillo con salsa.
Una mañana con su mediodía es suficiente para visitar Pontevedra y da tiempo para pasar la tarde en la bonita población de Combarro. Este viejo puerto situado cerca del litoral cenagoso del fondo de la ría es famoso por sus sesenta hórreos alineados al borde del mar. No hay que perder la oportunidad de pasear por las calles que discurren paralelas: la rúa do Mar colonizada por restaurantes y tiendas de souvenirs y la rúa de Arriba que conserva plazoletas jalonadas con buganvillas y hortensias y está menos saturado.
Después de esta visita puedo decir sin miedo a equivocarme que Combarro es el pueblo más bonito de Galicia, sin duda alguna. Que me disculpen los gallegos pero así como hemos visto paisajes preciosos, playas que poco tienen que envidiar a las aguas del Caribe y nos hemos deleitado con una extraordinaria gastronomía, los pueblos han sido todos bastante evitables. Combarro no es el caso, es digno de bonitas fotos y de un paseo por sus calles empedradas.
Martes 4 agosto 2020
La península do Morrazo divide la ría de Pontevedra y la de Vigo, con sus 40 kilómetros de longitud posee 38 playas de aguas turquesas, uno de los territorios con mayor número de ellas por metro cuadrado de España y conjuga naturaleza, historia, senderismo y espectaculares vistas.
Si se tiene poco tiempo para inspeccionarla, recomiendo la ruta de los faros de Cabo Home. El sendero empieza en el mirador de La Caracola donde además de una buena panorámica y, dicen, un espectacular atardecer, podemos dejar el coche. A través de una pista costera (solo accesible para vehículos de la zona en temporada alta) se accede a un sendero que sigue toda la costa perfilando los acantilados del oeste hasta llegar al faro de Cabo Home y al faro de Punta Robaleira, desde ambos con vistas a las islas Cíes. Le sigue la recóndita praia de Melide, una maravilla cuyas impolutas aguas de miles de azules podrían ser caribeñas si no fuese por su gélida temperatura y por el bosque de eucalipto que la rodea. El tercer faro es el de punta Subrido con vistas a la ría de Vigo. Siguiendo el sendero de vuelta por la parte este del cabo encontramos las playas de Barra y Nerga en una preciosa bahía de aguas cristalinas que invitan al baño hasta que te acercas y tocas su aguas. Son imposibles.
A partir de aquí nos adentramos en el bosque para acortar distancias y volver a Donón, la aldea donde hemos aparcado.
El recorrido total del sendero son unos 8 kilómetros, contando el atajo que hemos tomado, pero hay que tomarse unas cinco o seis horas en total. Las vistas son espectaculares y requieren calma para contemplarlas, quizás un picnic en el faro de cabo Home viendo como pican las olas en la roca del acantilado. Y los más valientes seguro que les apetece tomarse un baño en alguna de las playas. Aunque no sea así, el gustazo de sentarse a tomar un rato al sol, descansando y observando los colores de sus aguas ya es un placer en sí mismo.
Miércoles 5 agosto 2020
Poco puedo contar del día de hoy. Nuestra vista a Vigo a resultado un poco decepcionante y hemos vuelto al camping antes de lo esperado. Tampoco nos ha venido nada mal un descanso, un paseo por los alrededores y tomarnos la tarde con mucha calma.
Y Vigo, pues nada, una ciudad portuaria donde los astilleros tienen mucho protagonismo. Un centro histórico pequeño y sin mucho encanto y, eso sí, una gran zona comercial muy moderna. Es posible que sea una buena ciudad para vivir, de hecho, sin ser capital, es la más poblada de Galicia pero turísticamente hablando no tiene nada especial, ni siquiera las vistas desde lo alto del castro son bonitas.
Que me perdonen los vigueses pero su ciudad no es bonita, por el contrario, está a un paso de lugares maravillosos.