Título original: Pontypool
Año: 2008
Duración: 95 min.
País: Canadá
Director: Bruce McDonald
Guión: Tony Burgess
Música: Claude Foisy
Fotografía: Miroslaw Baszak
Reparto: Stephen McHattie, Lisa Houle, Georgina Reilly, Hrant Alianak, Rick Roberts
Infectados por la locura oradora.
Pontypool es una de esas producciones tan originales y tan sorprendentes que acaban por generar algo de confusión al espectador. Una película de infectados donde éstos, apenas aparecen en pantalla unos pocos minutos y donde todo el peso psicológico recae en las interpretaciones de los protagonistas. Bruce McDonald dispuesto a hacer algo diferente en un género muy exprimido, ofrece una cinta novedosa y de notable calidad. Con un presupuesto más que austero y rodada en apenas 15 días, tiene un gran mérito el resultado obtenido.
Puestos a buscar similitudes y salvando las distancias, puede decirse que se encuentra a medio camino entre la narración radiofónica de Orson Welles en La Guerra de los Mundos, y la película The Signal de David Bruckner. El guión escrito por Tony Burgess comienza con brío y nos introduce de pleno en la trama. Despierto nuestro interés, mantiene la tensión hasta que todo empieza a complicarse con unos diálogos demasiado extensos y una resolución un tanto ambigua. Además, hay momentos y situaciones totalmente prescindibles, donde el argumento presenta ciertas lagunas.
Sin duda, uno de los puntos fuertes de Pontypool es contar con Stephen McHattie en el papel protagonista. El actor, con una dilatadísima experiencia en multitud de producciones como Exit Humanity o The Tall Man, inunda la pantalla con su presencia y su grave voz. En él recae la difícil tarea de expresar el mensaje del film, ya que toda la trama transcurre dentro de la emisora de radio en la cual, la mayor parte de escenas, sólo vemos a McHattie empuñar su micrófono y narrar las espeluznantes noticias llegadas del exterior.
Grant Mazzy es un viejo vaquero cansado y de vuelta de todo, dispuesto a comenzar un día de trabajo en la emisora de un pequeño pueblo de Ontario, llamado Pontypool. A lo largo de la mañana, llegan noticias referentes a extraños altercados en los cuales la gente se comporta de forma violenta. No tardarán en verse rodeados de una gran cantidad de maníacos con oscuras intenciones.
Puede parecer extraño ver una película de infectados casi sin escenas de infectados. Apocalíptica, sin un solo plano de exteriores. Todo en Pontypool está pensado para marcar las diferencias y es de agradecer ver una propuesta arriesgada e innovadora, pero sin perder un ápice de calidad. No es una mala película, aunque los que esperen una producción de terror al uso, no colmarán las expectativas.
Firma: Sergio Bosch.