Pop (en construcción)

Publicado el 11 septiembre 2012 por Anarod

Entre mis núcleos de amigos destacan, con los médicos, los arquitectos.
(Ya veis qué poco endogámica he sido/me he sentido).
Entre los arquitectos, pocos se han hecho una casa propia; sobre todo, cuando el otro miembro de la pareja no lo es. Pero tampoco cuando sí lo es. Citaría un caso clamoroso, pero no es cuestión.
(Y creedme, cuando sí sí... es que no no: uno de los dos ha claudicado.)
Convivo con un arquitecto amateur.
Amateur es una palabra bellísima, cuyo sentido (quizás por la resonancia francófona) se ha envilecido, dado que en su raíz está el amor.
Martin es un arquitecto amateur: un amoroso de la arquitectura, que sabe de ciertos asuntos infinitamente más que yo, que soy incapaz de "concretar" los metros cuadrados de mi cocina (por ejemplo, y por poner un ídem muy pateado/sufrido), o cualquier otro cálculo abstracto.
(Es maravilloso comprobar los microscópicos esbozos de un proyecto arquitectónico, creedme; algo absolutamente prodigioso... que nos suele dejar alelados a los legos).
De modo que en este tipo de cuestiones siempre ha llevado la voz cantante él. Y por lo general ha acertado.
(Aparte, que maneja los taladros y demás utensilios imprescindibles).

Sucede que una ya va teniendo una edad y, ante la imposibilidad de cambiar el mundo, ha decidido cambiar, al menos, de habitación
(que no de conversación, ¡OJO!).
Y hacerse aquí, en Asturias (MI TIERRA) un espacio urbanísimo, ajeno por completo a lo previsible, donde no se recupera la infancia sino la adolescencia pop.
La cosa brotó a raíz de la reforma de la chabolita, claro....
Ya no más piedra ni más maderas nobles ni los detallitos previsibles que se encuentran en tantas casas de "profesionales medios" que se están preparando la retirada y a quienes adoro porque me permiten ya no sólo no cambiar de conversación sino tenerla...
Digamos que mi estudio es ínfimo, a voluntad propia.
(Apenas las medidas necesarias para -Martin previsor- poner una cama o incluso una litera... por si llegan nietos, que ya me diréis)
El caso es que ya voy teniendo una edad y no me propongo trabajar trabajar trabajar duramente en verano, como antes
(cuando la atención cotidiana a los hijos y sus deberes y otras necesidades dejaba poco margen de tiempo, porque las clases, no lo olvidemos, también exigían... Ahora leo en la prensa la revuelta "popular" de los padres franceses y españoles contra los deberes escolares de los niños y los argumentos -¡siempre es así!- que apelan a la supuesta desigualdad de tal medida; otro tema del que convendría hacer memoria histórica)
sino sólo rematar cositas.
Mi espacio aquí es minúsculo pero tiene DOS VENTANAS, porque coincide con la mitad de la antigua cocina.

¡Un detalle!
Y yo no sé cuánto opera el subconsciente en estas cosas (seguramente mucho, lo admito), pero el caso es que... me sublevé. Porque aparte de seguir encajada en la cocina..., al menos
¡No más materiales nobles!
¡Viva el color (si no el plástico)!
Y yo no sé si fue el atrevimiento de mis residuos arrabaleros y del Raval o los recientes viajes a Berlin para visitar a Nico (cuando lo acompañé a varios lugares donde "hacerse" con los elementos para acondicionar su habitación -más inmensa que mi estudio-) los que me aportaron un plus de energía para comunicar a mi familia (somos asamblearios) que en Asturias iba a hacerme un estudio POP.
Silencio incrédulo (el más benévolo e indulgente) y mordaz y escéptico (el de Martin, que en absoluto confiaba en que podría hacerme con lo deseado: era difícil, según os explico).
(Habéis de considerar que en la familia tenemos a un ingeniero en toda regla, cuyo nombre no puedo ya reproducir aquí a petición explícita de él por aquello de las búsquedas en Internet: No es cuestión de que salga cada vez que lo nombro en mis blogs, me dijo mi querido A.)
Partía de elementos duros:
                                     

Esta mesa DE COCINA de Ikea (ya la cambiaré)
Servía perfectamente al cometido y... ¡Era blanca!
Peor aún: el sillón (que juzgaron sumamente cutre al verme llegar con él, en un verano anterior a la reforma, harta y deslomada como estaba de leer en el rudimentario silloncito blanco de Ikea con haya y tras haberme ido a una mueblería y... ¡lo quiero!, ¡ya me vale!...)
Como entonces el infame estaba en la zona común y tras haber comprobado lo cómodo que era.... sobrevivió.
   FOTO DEL SILLÖN Anaranjado (cualquiera
Estos eran los dos elementos de los que partí al rehacer mi parte de la chabolita (porque los necesitaba, más una silla que aún resiste).
Durante unos pocos meses es lo que había.
Y había también elementos decorativos que en Barna no tenían su hueco, pese a la prioridad.
Lo tenía en el Raval, convenientemente preservado y enmarcado este póster original de la II República (regalo de mi hermano pequeño, que procedía del "fondo del armario" de un amigo vasco).

Fue jodido comprobar que me habían ultrajado el espacio destinado a este "póster", colocándome (sin consultarnos) el tablo de mandos "eléctrico". Un carpintero amigo ha ideado la solución y....
¡venceremos!
Contra varias propuestas, resistí.
Era difícil llegar a encontar lo que me proponía, y pasé varios meses con las cosas por el suelo (para entendernos: y eso sí que es un desafío en toda regla a MÍ: paciencia, sentido práctico, instinto de belleza), pero no claudiqué, pese a todo: las propuestas de Martin en la línea habitual de sus diseños exquisitos. Sólo que sus necesidades noson las mías. Resistí/Persistí.
Y ya como que por poco tiempo, porque parecía imposible la empresa (incluída en ella el rastreo por Barcelona y los Encantes y demás) pero hete aquí que hube de visitar a un familiar enfermo en el Hospital de Burela y... haciendo tiempo, di con un anticuario que tenía la pieza que necesitaba:

Lo demás es decoración, capricho, tiempo y memoria.
Y mucho sentimiento.
La pieza (noble) que flanquea la mesa ha sido un hallazgo azaroso. Ya pensaba en un tapiz encargado a medida a una tejedora local cuando en Vinçon (las pasadas Navidades) vi esta pieza (Uten.Silo), por lo visto catalogada en el Diseño del XX. Bueno, fue mi autorregalonavideño, a qué engañarnos.

(Omito aquí los comentarios de Martin sobre la utilidad; menos mal que estaba Nico e iba cambiando las posibilidades. Porque sí, hay algo -o mucho- de ineficaz, pero... ¡ya llegará todo! Estoy decidida a poner margaritas de plástico en algunos huecos pese a tener flores frescas a mano).
Después, la decoración, propiaente dicha, ha sido fácil.
Tenía, depositadao en mi estudio del Raval, esta magnícifaca placa  que se la había comprado a un anticuario leonés hace muchos años y que me encantó por el guiño trostkiano.

Tenía, desde casi cría, una magnífica cerámica de Castro, que reproducía el poema de Lorenzo Varela MARÍA DAS BATALLAS
(Adoraba a Castelao y casi me arruiné comprando las reproducciones de NÓs, pero sólo conservé esta estatuilla ....
Maria das Batallas,
levareiche unha frol por cada bala:
unha cunca de leite
arrebuxada en neve
pra que curar a sede,
¡sedemortal!, varona, a desta patria:
Quema no deito con ardente brasa!

Y
Bueno, tengo también recuerdos dulces, de la visita a la fábrica de chocololates .................
en Alemania, donde hacen cosas bellísimas como este utensilio (guardo en él mis imprescindibles caramelos de menta/eucapilto sin azúcar).
P.S. Que sí, que sí, admito que estoy algo popwharholiana... Cosa del tiempo!