Aunque hay plumajes para todos los gustos, y algunos conservan aún bastante blanco propio del plumaje de invierno.
Un poco más bajas eran las cifras de correlimos común, cerca de 80, muchos de ellos alimentándose en su lugar favorito, el tramo final del arroyo La Cabaña.
Como en días anteriores, el resto de especies acompañaban a estas tres en cantidades mucho más bajas, destacando sin duda un ejemplar de correlimos zarapitín mudando a plumaje nupcial.
También interesantes un par de archibebes claros
algún vuelvepiedras
o un bonito macho de aguja colipinta.
La caída de limícolas de estos días, con la marea alta y el tiempo soleado (no podemos quejarnos del fuerte viento, ya que precisamente gracias a él se están alcanzando estos números tan altos) constituye un gran espectáculo natural del que podemos disfrutar de manera gratuita, siempre desde el respeto más absoluto a su reposo y bienestar.