"¿Por dónde hay que empujar este país para llevarlo adelante?"

Publicado el 15 marzo 2012 por Dean

Mafalda es una chica que nació en el corazón de un país que soñaba, de esos de los que quedan pocos en el mundo. ¡Cuántas utopías! ¡Cuántos deseos de crecer, de mejorar las cosas!
Eran tiempos de hombres creativos como Luther King o Che Guevara, que nos trasmitieron el sentido de la justicia, el valor de los sentimientos, la maravillosa aventura de pensar con la propia cabeza... 
Su amiga se llamaba Libertad, una pequeñita que un día conoció en una playa, y era vivaracha y quemadita por el sol. Pero ahora ya nadie se acuerda dónde vive Libertad ¿La habrán matado durante las dictaduras por el mundo? Dicen que la torturaron y su cuerpo desapareció. Cuesta pensar que hayan muerto sus sueños. Y si vive ¿Estará filosofando sobre la fragilidad de las cosas y el sentido de la vida?
Su mascota, la tortuguita Democracia, parece ser que sigue luchando por sobrevivir, pero los paises que lucharon por mantenerla viva, ahora tratan de matarla; incluso en muchas partes del mundo niegan por completo su existencia.
Nuestra gran Mafalda de toda la vida sigue escuchando la radio, leyendo los diarios del mundo, le duelen los problemas de Oriente Medio como le dolían los de Vietnam, sigue trabajando para la FAO por los pueblos con hambre, indignada por la prepotencia de los poderosos. Siempre tratando de juntar medicinas para los Médicos sin Fronteras, sé que siguen las reuniones en su casa de París, sigue confundida, inquieta y preocupada por el futuro del mundo...
En fin, Mafalda sigue viva, viva en el alma de muchos que aún soñamos, niña como siempre aunque el mundo no haya mejorado mucho en estos 50 años. Es fácil encontrar la mirada de Mafalda al mirar el globo terráqueo y pensar que aún hay muchos que la miran como ella, con ojos que no se conforman, con ojos que protestan, con ojos que viven en la atmósfera del optimismo y de la justicia. Esos ojos, junto a los míos, te desean un buen día, querida Mafalda, por otros 50 años tan intensos y llenos de nobles ideales.