Podría afirmar que no soporto a la gente que dice las cosas por duplicado y quedaría de lo más cool, aunque, en realidad, yo también me he hecho un poquito así.
Me refiero, por ejemplo a cuando le das una indicación a alguien y te responde: "vale, vale", "ok, ok", "sí, sí" (que a mí siempre se me viene a la mente la imagen Romy Schneider caracterizada como Sissi Emperatriz) o "bien, bien", como si cada vez que abriera la boca emergiera desde la nada un impertinente eco que repitiera cada una de sus palabras.
No obstante, mucho peor es cuando el gracioso de turno te cuenta un chiste y te repite el final (¡¡¡y te repite el final!!!... ¡¿a que jode?!)
Al hilo de todo esto, debo confesarles que tengo un amigo que cuando nos reencontramos por la calle tras un largo tiempo sin vernos me saluda con el rutinario "¡Hombre! ¿qué tal?" y yo, por educación, le correspondo con el preceptivo "pues ahí, tirando" y después le pongo brevemente en situación. Sin embargo, acto seguido, el sujeto en cuestión me repite "y entonces ¿qué tal?", como si fuera cortito de memoria, tuviera poca habilidad para mantener una conversación o le importara un carajo lo que quiera que yo le contara (que a mí me da que, en este caso, se conjugan las tres opciones).
Alto ahí. No se piensen que esta es una práctica exclusiva de aquellos que vamos teniendo una edad, como síntoma previo al del abuelo batallitas que relata siempre la misma historia (ya sea por olvido o, de manera deliberada, solo por recrearse rememorando los viejos tiempos).
De hecho, hoy en día está más extendida de lo que creen. Y si no, fíjense en las redes sociales a través de las cuales nos decimos las cosas por duplicado, triplicado o cuadruplicado.
¿Alguien se ha parado a pensar alguna vez, por qué se produce el extraño fenómeno de compartir la misma foto, el mismo meme o la misma ocurrencia en Facebook, Twitter, Instagram y Whatsapp en los que tenemos básicamente a los mismos amigos y/o seguidores que nos dan likes o nos responden con idénticos comentarios en cada una de ellas?
Un clásico ya de esta sociedad digital en la que estamos inmersos es cuando llega tu cumpleaños y los contactos que nunca interactúan contigo te envían felicitaciones por Whatsapp y a los dos minutos te escriben el mismo mensaje enlatado por Facebook, al que agregan "Te felicito por aquí también", para que quede constancia de que ya lo han hecho antes por la otra vía.
Es evidente que algo nos está pasando y deberíamos reflexionar mucho sobre esto, pero reflexionar, reflexionar... y si alguno encuentra una explicación, por favor que me lo haga saber.
Me despido por hoy con un beso para todos los que me han prestado atención y como dice uno que yo me sé: Adiós, adiós y gracias y agradecido.