Por el Condado de Cork: Kinsale, Blarney y Cobh

Por Mteresatrilla

El pasado mes de agosto viajamos unos días al sur de Irlanda. De la isla sólo conocíamos Dublín y nos apetecía ver algo de paisaje, pastos verdes, acantilados y a la vez, alejarnos de los bochornosos días de verano.

Casas de Cobh

Un típico paisaje irlandés

Volamos hasta la ciudad de Cork y nos movimos desde allí utilizando el autobús y el tren.A pesar de ser la segunda ciudad del país en número de habitantes, Cork es pequeña, fácil de recorrer en pocas horas. No tiene el encanto de Dublín pero es una ciudad agradable donde, igual que en la capital, se respira un buen ambiente.  De los 32 condados en que se divide administrativamente el país, el condado de Cork, no sólo es el más grande, sino que es uno de los más ricos en paisajes, historia y cultura. Sin verse uno obligado a recorrer muchos kilómetros se pueden hacer interesantes excursiones, entre ellas a los pueblos de Cobh y Kinsale o al castillo de Blarney.


Madrugando un poco se pueden hacer las tres excursiones en un día y sin agobios, ya que la frecuencia tanto de autobuses (a Kinsale y Blarney) como de trenes (a Cobh) es lo suficientemente buena para ir enlazando unos con otros sin tiempos muertos.

Así pues, salimos del hotel a primera hora de la mañana, a las siete y media ya nos encontrábamos caminando por las aun dormidas calles de Cork, lo que no es de extrañar teniendo en cuenta que era sábado.

Tras cruzar el río Lee por el puente de Brian Boru se llega a la estación central de autobuses.
Compramos los billetes de ida y vuelta para el bus nº 249 con destino a Kinsale que se encuentra a unos 29 km al sur de Cork.


Kinsale es un pequeño pueblo pesquero situado en el estuario del río Bandon, apreciado por sus buenos restaurantes de pescado y marisco. Llegamos a Kinsale un poco antes de las nueve y no se veía un alma por la calle. Empezamos el recorrido por el pequeño puerto, donde algunos pescadores estaban trajinando cajas con las capturas de la nocehe anterior. El cielo gris que dejaba escapar alguna gota, la fresca brisa, el canto de las gaviotas, el olor a mar...ummmm, Irlanda en estado puro.



Tan pronto abrieron la oficina de turismo fuimos a buscar algo de información. El pueblo es pequeño pero parece muy turístico. La zona más pintoresca es la Plaza del Mercado y sus alrededores, donde se concentra el mayor número de tiendas, pubs, restaurantes y algunos hoteles y Bed and Breakfast .

Edificio antiguo mercado



El antiguo mercado es un pequeño edificio porticado del 1600 y reconvertido ahora en museo. Todo el barrio es muy alegre y sus callejuelas adoquinadas lucen las casas pintadas de vivos colores que me imagino ayudarán a levantar el ánimo durante los muchos días grises que tienen por esas tierras.






Uno de los edificios de mayor interés histórico es el Castillo Desmond, construido como aduana alrededor del 1500 por el noveno conde de Kinsale, un miembro de la familia Fitzgerald. Entre 1600 y 1601 se utilizó como arsenal de Don Juan de Aguila durante la ocupación española de la ciudad que duró cien días, antes de la Batalla de Kinsale, el día 3 de enero de 1602, batalla que se enmarca dentro de la guerra anglo-española del 1585 al 1604. 

Cuando se construyó el nuevo edificio de aduanas en 1641, el Castillo Desmond se convirtió en una cárcel naval. Los prisioneros de guerra eran mayoritariamente franceses, de tal manera que se empezó a conocer como la “cárcel francesa”, siendo muchos de ellos canjeados por soldados británicos. En 1751, el castillo fue cedido al pueblo de Kinsale y se utilizó como cárcel hasta 1846 y también como almacén. En la década de los 90 fue restaurado y posteriormente abierto como Museo del vino.


Siguiendo la cuesta a mano derecha se llega al convento de las carmelitas cuya iglesia visitamos. De todos modos, la iglesia que tiene más interés es la dedicada a San Multose, personaje que vivió en el siglo VI. Fue construida hacia el año 1190 en estilo románico irlandés, siendo una de las más antiguas del país. A las afueras de Kinsale se pueden visitar las ruinas de dos Fuertes militares: el Fuerte James y el Fuerte Charles, cuyas piedras son testigos de las batallas que vivió esta parte de la isla.




Regresamos a Cork y desde la misma estación cogimos el bus nº 224 hacia Blarney, un pequeño pueblo que se encuentra a las afueras, a unos 8 km. En Blarney se puede visitar uno de los castillos más antiguos del país y que custodia una vieja tradición: besar la piedra de Blarney, más conocida como la piedra de la elocuencia, porqué se dice que concede este don de saber expresarse en público a quienes la besan.







La cuestión es que besar la piedra no es tan fácil como puede parecer ya que uno debe tumbarse boca arriba e inclinar la cabeza hacia atrás en una hendidura hasta alcanzarla. La verdad es que me sentí un poco ridícula pero cumplí con lo que mandan los cánones. El castillo se construyó a principios del siglo XIII y su interior está prácticamente en ruinas, quedando la torre del homenaje y algunas estancias que con la ayuda de los paneles informativos te conducen a la época medieval. Es como una gran caja vacía con una escalera que tras subir los cien escalones conduce a la parte más elevada de la torre, lugar donde se halla la famosa piedra.

No merecería la pena pagar los 10€ de la entrada si no fuera por su magnífico entorno y por los jardines. Uno de los jardines es el llamado Poison Garden, en el cual todas las plantas que crecen son tóxicas.



Más interesante es The Rock Close & Water Garden, un lugar místico situado en un antiguo asentamiento druídico. Los druidas, para las sociedades celtas antiguas, eran sacerdotes con la misión de conservar y transmitir las tradiciones religiosas y administrar la justicia. Se puede realizar un corto recorrido y con la ayuda de un pequeño plano se van identificando los distintos puntos de interés: The witches stone o piedra de las brujas que viendo su forma es fácil adivinar por qué se la conoce con este nombre, un dolmen, o las estrechas escaleras que llevan a una pequeña cascada.

The witches stone o piedra de las brujas


Dolmen

Estas escaleras se conocen como “the wishing steps” y según la leyenda, a quien las baje con los ojos cerrados se le cumplirán todos los deseos.

The wishing steps o escalera de los deseos

Aproximadamente en el centro de la gran finca de 24 hectáreas se encuentra la Blarney House, una mansión reformada en 1874 en estilo señorial escocés y residencia de la familia Colthurst desde el siglo XV.Hay dos senderos señalizados, el llamado Lake walk (45 minutos) que conduce a un lago y el Woodland Walk que se puede hacer en una hora y media.

Visto el castillo de Blarney y sus jardines, nuestro siguiente objetivo es Cobh (Queenstown hasta 1921) por lo que nos vemos obligados a volver a Cork para coger el tren. Salen trenes cada treinta minutos durante las horas centrales del día (algunos menos los domingos) y el trayecto Cork – Cobh dura tan sólo 25 minutos. En la misma estación está el Cobh Heritage Centre. Delante y de cara al mar, la bonita escultura de la joven Annie Moore y sus dos hermanos. Esta adolescente fue la primera persona registrada en el Centro de Inmigración de Ellis Island. Fue el dia 1 de enero de 1892, fecha en que se inauguró en Ellis Island la instalación por la que tendrían que pasar a partir de aquel momento, todos los inmigrantes que llegaban a New York. Una estatua parecida de la muchacha se encuentra en el Museo de Inmigración de Ellis Island como homenaje a todos los que llegaron a la ciudad de New York en busca de un futuro mejor.


Visitamos el Cobh Heritage Centre, una exposición que explica las vivencias de los dos millones y medio de irlandeses que abandonaron el país con destino a los Estados Unidos de América desde este puerto de Cobh, entre 1844 y mediados del siglo XX debido a la gran hambruna y miseria que asoló el país como consecuencia de la pérdida total de la cosecha de la patata (entre 1844 y 1848) debido a un hongo desconocido hasta el momento.




Condiciones durante los viajes en barco

También se expone material acerca del desastre del Titanic, pues Cobh fue el último puerto donde hizo escala el trasatlántico antes de su viaje, y de la tragedia del Lusitania, como recuerdo a los cientos de personas que murieron a consecuencia del hundimiento del trasatlántico por un submarino alemán en 1915, hecho que provocó la entrada de EEUU en la Primera Guerra Mundial. En ese aspecto, tiene un cierto parecido con el Museo Marítimo de Liverpool, a pesar de que este último es mucho más completo e interesante.Continuamos disfrutando de la soleada tarde de sábado que seguro animó a muchas familias a salir a la calle. Por la zona de la estación, donde se encuentra el paseo marítimo, se podía ver a mucha gente paseando o en bicicleta, otros pescando y algunos leyendo tranquilamente sentados en un banco a la orilla del mar. Ya en el centro del pueblo, el ambiente festivo se multiplica: muchas paradas de artesanía, atracciones de feria, competiciones de regatas, actuación de grupos musicales… y mucha gente llenando toda la zona del puerto, comiendo y bebiendo cerveza.





Nos alejamos un poco del barullo y subimos por las empinadas calles hasta la Catedral de San Colman, una enorme construcción, desproporcionada si tenemos en cuenta el número de habitantes de la localidad. Se construyó en estilo gótico francés entre 1868 y 1915, año en que se acabó la estilizada aguja que se ve de todos los rincones del pueblo. El carillón es el más grande de Irlanda y consta de 47 campanas con un peso total de 17380 kilos que, junto con el reloj, se instalaron un año después de construida la torre.   Delante de la catedral hay una gran explanada, que a modo de terraza sobre el puerto y la parte baja del pueblo, es el mejor mirador de Cobh.  


Desde la catedral, se ve la parte trasera de las tan fotografiadas casas de Cobh con sus fachadas de colores siguiendo la pronunciada pendiente hasta llegar al mar. Bajamos de nuevo hasta el puerto por la Lower Middleton street, donde tienen la entrada principal las pintorescas casas que con sus colores azul, verde, rosa, amarillo se aferran a la colina bajo la sombra de la Catedral.



Ya de regreso a Cork, la última sorpresa del día. En una de las estaciones del recorrido Cobh – Cork vimos en el andén y en las ramas de los árboles unos animalillos parecidos a unos mapaches que con sus grandes ojos miraban descaradamente hacia el tren.Nos pareció algo extraño y posteriormente busqué información al respecto. Efectivamente, el periódico The Irish Times del día 6 de mayo de 2011, publicaba una noticia que hacía referencia al avistamiento de un mapache por esa zona. Según comentaba la noticia, alguien había avisado de la presencia de uno de estos animales y el “Centro Nacional de Datos de Biodiversidad” manifestaba su preocupación acerca de esta especie nativa de Norteamérica e introducida en el país de forma ilegal, por la potencialidad de transmitir nuevos parásitos y enfermedades que pudieran afectar a la población y a las especies nativas.
Y después de un día tan intenso, no podía faltar una buena pinta de cerveza, que para quien no lo sepa (por ejemplo yo, hasta ahora que lo he buscado) equivale a 568.26125 ml en el Reino Unido y a 473.17647 ml en Estados Unidos. Me imagino que en Irlanda serán los 568 y pico.