Por el futuro de Colombia

Por Pachobermudez @fbermudezg

Escribo estas palabras en un tiempo coyuntural para nuestro país, cuando debatimos si votamos por el “SÍ” o por el “NO” a los acuerdos de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc. Puede sonar extraño o a cierto tufillo de lagarto, o de indeciso, pero, en realidad, no estoy inclinado por ninguna de las dos posturas de manera contundente, ¿por qué? Porque me parece que ambos bandos: el de Juan Manuel Santos y el de Álvaro Uribe tienen, en parte, la razón. Ambos dicen cosas ciertas y valederas, por eso, para mí, como ciudadano común y corriente es muy difícil decantarme por una o por otra posición. Es verdad, Colombia lleva desangrándose más de cincuenta o sesenta años en una guerra fratricida, de baja intensidad –como la llaman los expertos-, pero que ha dejado miles, o cientos de miles de muertos, y de familias destruidas. Tal vez Colombia necesita una oportunidad, y esta oportunidad está representada por la paz; por un acuerdo de cese al fuego y de desmovilización de las Farc, que es supuestamente lo que va a suceder si se vota “Sí” al plebiscito que refrendará popularmente estos acuerdos. De otro lado, el bando del “No”, liderado por el expresidente Uribe afirma que debe haber un cierto grado de castigo para los líderes guerrilleros que cometieron actos atroces, y que por ningún motivo se le debería dar participación política a esta gente mientras no hayan pagado sus penas o su deuda con la justicia. Tienen razón. Después de la Segunda Guerra Mundial Alemania entró en un período de anestesia colectiva. A los nazis se les perdonó y se les condonó todo lo que hicieron durante la guerra –a excepción de los Tribunales de Nuremberg-, sin embargo, un sector de la justicia germana agarró el toro por los cuernos y llevó hasta los estrados judiciales a los responsables de los crímenes contra la humanidad en el campo de exterminio de Auschwitz. La impunidad es muy peligrosa hacia futuro. Yo no creo que Juan Manuel Santos sea un “cripto-comunista”, pero tampoco creo que Álvaro Uribe sea un “paraco”. No creo que los que están a favor del “Sí” quieran convertir a Colombia en una segunda Cuba, o que los que están a favor del “No” sean guerreristas consumados o traficantes de armas. Ambos bandos tienen la razón. Los unos proclaman el valor de la paz como el más importante para desactivar la crisis colombiana, y los otros proclaman la justicia como una forma de no desencajar o desbarajustar el ordenamiento jurídico colombiano. Ambos valores no se contraponen: el de la paz y el de la justicia. Ambos valores son importantes para mantener el Estado Social de Derecho y para hacer progresar a la sociedad. Yo, a pesar de mi teísmo consumado, estoy de acuerdo con la posición de la Conferencia Episcopal Colombiana de la Iglesia Católica sobre este aspecto: que sean los ciudadanos los que voten de la mejor forma. Creo que los colombianos decidirán cuál de las dos posiciones es la más adecuada, pero en este momento no tengo una definición clara sobre el asunto, me gustaría conocer el futuro en una bola de cristal para saber qué nos depara la vida y actuar de conformidad, pero creo que no lo lograré porque el futuro solo lo conoce Dios. Eso sí, me gustaría que hubiera diálogo constructivo entre ambos bandos (entre el “Sí” y el “No”) y que por fin haya una verdadera reconciliación en nuestro país. Colombia no necesita más confrontaciones, Colombia necesita salir adelante, necesita empleo para los desempleados, comida para los hambrientos, casa por los desarraigados, salud para los enfermos, educación para los ignorantes y para los analfabetos. Eso es lo que necesita nuestro país. No más bandos, no más guerras –ni de baja, ni de alta intensidad-, no más conflictos, no más divisiones. Lo que necesita Colombia es prosperidad, es riqueza, es abundancia, es salud, es educación, es vivienda, es trabajo, es ambiente sano. Los colombianos tenemos que dejar las “distracciones” a un lado y pensar en tomar nuestras vidas en nuestras manos, dejemos que los políticos sigan en sus juegos, mientras que nosotros –los ciudadanos- le damos forma a nuestros hogares, a nuestros barrios, a nuestros pueblos, a nuestras ciudades, a nuestra Nación. Llegó la hora de construir una Nueva Sociedad, llegó la hora de abrirle la puerta al progreso en Colombia. Cuando los colombianos vayan a votar el plebiscito por la paz háganlo de forma consciente, con los ánimos sin exaltar, con la cabeza fría. Es por el futuro de nuestro país; vote “Sí” o vote “No”, no lo haga con miedo o con rabia; háganlo con amor y con confianza. Pero lo más importante que debe recordar estimado compatriota es que somos los ciudadanos los que construimos y diseñamos el futuro de Colombia, y que lo más importante es que las personas comunes y corrientes tomemos consciencia que nuestras vidas las construimos nosotros mismos. Que la comida, que la educación, que la vivienda, que el empleo, que la salud, son los factores más importantes de desarrollo para una sociedad; lo otro, lo otro déjenselo a los políticos.