¿Les suena la frase verdad? Pues está de actualidad cada día. Cada vez más. En todos lados y a todas horas. Hace unos días presencié una conversación en la que un hijo aseveraba a su padre que «hoy en día el 90% de la gente se vende por lo que sea y a quien sea». El padre se rió y añadió: «el 90% no, el 98». Una afirmación tan cierta como preocupante. Vale que siempre ha sido así y siempre será, pero no consuela saberlo. El interés de los humanos es desmedido y ciega a la inmensa mayoría, especialmente si hay en juego dinero y poder. Si las cosas te sonríen te caerán encima las envidias y aparecerán decenas de “amigos/as” revoloteando a tu alrededor sin cansarse de elogiar lo estupendo que eres. Es cuando escuchas hasta la saciedad el famoso tópico de «tú si que vales». Pero si las cosas te van más o menos mal, se multiplicarán los lamentos y penas en tu entorno y si te he visto no me acuerdo, pringado. Esas “amistades” se evaporarán con la misma rapidez y estupidez con la que llegaron. Como buenos chupópteros y veletas que son. Una dura ley de vida que en los tiempos que corren se dispara hasta el absurdo. Tanto, que a veces los veletas acaban completamente solos y amargados. Acaban centrifugados en sí mismos por dar tantos giros radicales de 180 grados. Por cambiar de chaqueta tantas veces. Por mí, que se evaporen definitivamente. Por indeseables. Por pringados.