Por eso canto

Publicado el 06 junio 2016 por Lya
Hace algunos años esta que os escribe vivía prácticamente en una biblioteca. Ahora, echando la vista hacia aquella época me doy cuenta de cuánto debo a los momentos allí pasados. Debo, entre otras cosas, trabajar en lo que hoy trabajo, que no es poco. Debo también haber conocido a gente estupenda, que animaban las mañanas que me pasaba entre libros y apuntes, y también las tardes, en las que recorría los diferentes talleres y actividades. Buscando algo que no encontraba. 
Entre aquella gente destaca, sin duda, el papá de Marycheivis. Tiempo después, cuando yo iba ya menos por la biblioteca, él se marchó. Todo el pueblo se quedó un poco huérfano y a Marycheivis le tocó cargar con muchas herencias, servidora incluida. Pero siempre lo ha hecho bien y ha tenido sitio para todos, por encima de ella misma en muchas ocasiones. Por eso hoy, que lo ha pasado un poco regular, hay que estar ahí. Para celebrar, sobre todo, que no ha sido nada y que nos queda mucha vida rubia que disfrutar. Va por ti, nena.

Subid el volumen y a cantad mucho, cantad con el alma. ¡Que cantéis, os digo!