Sin embargo si nos vamos a la esencia del “día de los inocentes”, resulta que poco o nada tiene que ver con hacer bromas, publicar noticias de guasa ni nada que se le parezca. De hecho hoy día el 28 de diciembre se parece demasiado al April’s Fool que se celebra en muchos países, pero nada que ver con él.
Según la tradición cristiana la celebración de los inocentes hace referencia al día en que Herodes, ante el nacimiento de Jesús y viendo peligrar su poder, decide matar a todos los recién nacidos en los territorios donde gobierna, convirtiéndose todos estos bebes en victimas absolutamente inocentes de su deseo de poder y, por qué no, de su locura.
Partiendo de este punto pues, hoy queremos acordarnos de todos estos santos inocentes que, por la inacción de la sociedad, la falta de solidaridad, las guerras, el hambre y otras muchas causas sufren, padecen y mueren. Causas que por cierto son casi siempre culpa de los adultos.
Empezamos con lo más tradicional. Y decimos tradicional porque siempre están hay, en un problema perpetuamente prolongado en el tiempo y que parece que nadie quiere resolver. Hablamos de los niños del 3er mundo, y especialmente en numerosos países africanos, en los que las hambrunas, las sequías y la desnutrición se han convertido en problemas endémicos de una sociedad incapaz de resolver sus problemas mientras sus gobernantes se bañan en champán francés con grifos de oro y suelos de platino. La buena voluntad de las organizaciones que tratan de resolver este problema nunca serán suficientes mientras que no se acabe con la raíz de ese problema.
En nuestra segunda parada tenemos que detenernos en los países donde la guerra y la violencia forman parte del menú diario de todos sus ciudadanos. Conflictos armados, violencia, luchas y balas perdidas que impiden a estos niños no solo tener lo mínimo para salir adelante, sino que tener que vivir con la eterna duda de saber si van a poder llegar al día siguiente. Algo especialmente frecuente en los llamados niños soldado, convertidos en maquinas de matar por caudillos adinerados que los convencen con sus migajas de una falsa promesa de una vida mejor mientras siguen acumulando riquezas esquilmadas a sus pueblos.
Siguiendo con esta ruta de los inocentes hacemos la tercera parada: los orfanatos. Lugares que se convierten en el hogar de muchos niños que pierden a sus padres, que no pueden hacerse cargo de ellos o que simplemente, no quieren hacerlo. Lugares donde normalmente encuentran algo de calor humano, techo y los cuidados que necesitan pero que por desgracia a veces se convierten en cárceles donde abundan aun más las penalidades y los malos tratos. Todos tenemos en este momento presente la imagen de los niños de algunos orfanatos chinos o rusos por citar algunos.
La cuarta parada nos lleva mucho mas cerca, y también mucho mas lejos. Nos lleva a niños que, viviendo en países del primer mundo, también sufren. Sufren por los malos tratos que sus padres les inflingen y que tantas paginas de prensa ocupan. Sufren las consecuencias de una crisis económica que ellos no han causado pero que les supone el no poder tener siquiera cubiertas sus necesidades básicas porque sus padres no tienen algo tan “complicado” como es un trabajo. O de esos niños que pese a tener esas necesidades cubiertas se encuentran desamparados y faltos de cariño porque en la lista de prioridades de su familia se encuentran en un lugar muy desplazado. Y por supuesto de todos esos niños enfermos, cuya vida diaria transcurre entre las paredes de un hospital mientras esperan el mejor regalo que les pueden dar: la salud. Todos ellos también forman parte de esos inocentes.
Cuatro paradas en un recorrido por todo el mundo. Millones de niños en situaciones que nadie desea y que sin embargo ocurre. Ellos son los verdaderos “Santos Inocentes”.
Por cierto, nos acaba de llegar la noticia de que Estivill ha renegado de todos sus libros y se ha apuntado a un curso intensivo de Doula…