Por favor, no me rompas mucho la entrada.

Por Gordt

Cuantas veces no se ha repetido esta frase u otras parecidas antes de acceder a algún festival, pabellón, estadio o sala donde íbamos a asistir a un concierto. Seguro que no todos, pero a la mayoría nos gusta guardar nuestras entradas en las mejores condiciones posibles, como un fetiche rockero, coleccionarlas, enseñarlas a tus visitas, o incluso usar algún tipo de marco para exibirlas en las paredes de nuestras casas. Y cuantas veces, el empleado que esta en la puerta "picando" entradas hace caso omiso a esta petición, y te destroza la entrada. Este fin de semana, a parte de ver a AC/DC en Sevilla, he asistido a otro de estos capítulos incompresibles de destrozo intencionado de una entrada para un concierto. Uno de mis amigos que accedía al recinto junto a mi, le pedía a la señorita de la entrada con mucha educación que no le rompiera mucho la entrada, y ni corta ni perezosa le rajaba quitando una tercera parte de papel. Esto no hay quien lo entienda. Comprendo que son trabajadores, y que no van a aguantar nuestros caprichos, pero, también tienen que contar, que nos cobran no solo la entrada, si no los gastos de distribución, cuando en ocasiones las compramos nosotros por internet, y las retiramos de cajeros automáticos, que vamos, parece que compras las entradas en Ikea. Por lo que no solo tienes derecho a disfrutar de un concierto, si no a conservar dicha entrada para hacer lo que nos plazca con ella. ¿Los motivos? Quien sabe, he barajado varias opciones. Amargor: este tipo de personas no quieren currar de esto, y no les queda mas remedio, por lo que desarrollan su trabajo sin ninguna motivacion, haciéndolo mal por desgana. Frustracion: Le gustaría estar disfrutando del show, en lugar de estar de plantón, y por lo tanto te rompe la entrada para que te jodas, hablando en plata. Rencor: Algún rockero/heavy le mangoneaba o pegaba en la infancia, y piensa que esto es una buena venganza. Falta de hervor: sobre esto no voy a comentar nada, creo que se entiende. Sean cuales sean los motivos, a los que nos gusta coleccionar nuestras entradas no solo tenemos que luchar con los inconvenientes de transportarla hasta el recinto, y que aguanten las horas de calor y posibles derrames de liquido, también tenemos que tener suerte que nos toque el puerta comprensible, y que solo te rompa una esquinita de la entrada. Para cuando aprenderemos del resto de Europa, o norte america, que con un lector pasan el código de barras y puedes entrar sin que nadie toque tu ticket.