Ahora bien, ya está bien de tocar las narices con no politizar cosas. Señores, el ser humano es zoon politikón (animal político), que dijo Aristóteles, y por tanto cultura, ocio, deporte, sociedad, política, y siga usted enumerando, serán... exacto, política. Querer acotar la política a un espacio pequeño en el que se amontonan 350 señores y señoras es infantil en el mejor de los casos e insultante (e inquietante) en el peor. El primero sería si suponemos que lo hacen con buenas intenciones, el segundo si lo hicieran con la intención de secuestrar el escenario y la acción política (hete aquí el asunto).Pero a lo que vamos: no politizar el deporte. LET'S HISTORY, que es lo que sabemos hacer. Hemos pedido algo de ayuda en las redes sociales, que nuestra cabeza da para lo que da, y aquí traemos LA REALIDAD, no lo que nos dicen los políticos.
Los disturbios de Niká: corría el año 532, nuestro escenario es Constantinopla, el Imperio Bizantino, y los actores son los aficionados a un deporte: las carrera de cuádrigas, que eran el fútbol de la época. El emperador Justiniano tenía que afrontar un problema: la importante tensión social que había dentro de su imperio. La división social la marcaban Verdes y Azules, que os prometemos que dejaban en mantillas a la rivalidad Madrid-Barça. Las fuentes de la época (Procopio) alegan que la división social no respetaba amistades ni familias. El imperio bizantino tenía problemas políticos y religiosos (últimamente habréis visto en nuestras redes muchas viñetas y gifs al respecto), y eran de profundo calado. Pues bien, las carreras canalizaron todos estos problemas (monofisismo vs. cristianismo oficial; clases populares vs. aristocracia; altos impuestos para pagar paces con los persas...). En el hipódromo comenzó una revuelta que acabaría arrinconando al propio emperador, que mandó al ejército a "negociar" con los rebeldes, que llegaron a nombrar un nuevo emperador. Belisario y Narsés rodearon a los manifestantes y, según se dice, acabaron con 30.000 vidas.
Mussolini no dudaba a la hora de descamisarse y fotografiarse
trabajando en el campo. Era la "batalla del trigo".
Nota: para este apartado hemos consultado a Alberto García, nuestro experto en asuntos fascistas.
Curiosamente Riefenstahl no se llevaría muy bien con el
que usualmente se señala como genio de la propaganda nazi: J. Goebbels.
La Guerra del Fútbol: En julio de 1969 El Salvador y Honduras entraron en guerra. La mecha fueron varios partidos entre sus selecciones. Luchaban por clasificarse para el Mundial de 1970, y de hecho sus aficionados combatieron ya el 8 de junio en el primer partido, que ganó Honduras 1-0. El segundo lo ganó El Salvador 3-0 y la violencia fue aún mayor. El tercer partido, decisivo, lo ganó también El Salvador, y ese mismo día el país disolvió todos sus lazos diplomáticos con Honduras. ¿Qué encerraba el conflicto? Más de 300.000 salvadoreños vivían en Honduras, donde eran aterrorizados y asesinados por grupos paramilitares. Habían emigrado por la falta de trabajo en El Salvador, donde las tierras eran controladas por grandes terratenientes. Honduras expropió tierras de campesinos salvadoreños para paliar sus propios problemas, y comenzaron las persecuciones de estos jornaleros. Todo esto sucedía mientras los medios de comunicación de ambos países alentaban al odio entre ambas poblaciones.
Ante la pasividad del gobierno hondureño ante la matanza de salvadoreños, El Salvador se decidió a actuar militarmente tras los sucesos deportivos. Consecuencias: alrededor de 5.000 civiles muertos y alrededor de 100.000 salvadoreños deportados a su país.La Democracia Corinthiana: nuestro compas de Cámara Cívica nos han increpado por Twitter con una entrada de su página: Sócrates y la Democracia Corinthiana. La vamos a resumir malamente para que se entienda más o menos, pero ahí os hemos dejado el enlace.
Brasil estaba bajo control dictatorial militar, y el Sport Club Corinthians, uno de los grandes brasileños, se armó con unos cuantos jugadores fundamentales entre los que destacaba Sócrates (licenciado en medicina e interesado en cultura, arte, filosofía y política). El equipo viró hacia un modelo de autogestión asamblearia en el que todos los miembros (desde presidente a utilleros) del equipo tenían un voto, y así decidían presupuestos, fichajes, etc. Tras una sequía de 25 años, se alzaron en 1982 con el Campeonato Paulista.Entonces dieron el salto de gracia: apoyaron a Lula da Silva en su candidatura a gobernador de Sao Paulo con mensajes en sus camisetas, desafiando a la dictadura. Cuando el senador Teófilo Varela impulsó un movimiento pidiendo elecciones para la presidencia de Brasil, los cuatro grandes jugadores del equipo marcharon en manifestaciones y pronunciaron discursos.
Entre otras cosas más, "en 1984 Sócrates declaró que abandonaría Brasil si el Parlamento no aprobaba la celebración de elecciones directas; y a pesar de que la mayoría de la Cámara votó a favor de la celebración de las mismas, no se alcanzaron los dos tercios necesarios para su aprobación. Sócrates cumplió su amenaza y abandonó el país rumbo a la Fiorentina, comenzando así el principio del fin de la democracia corinthiana. El astro brasileño, quien dijo que “el fútbol se da[ba] el lujo de permitir ganar al peor” y que por lo tanto no había “nada más marxista o gramsciano que el fútbol”."
En Cámara Cívica tenéis otra entrada sobre fútbol y política: Albania: De Kosovo y la diáspora a la Eurocopa 2016.
Glasgow: en esta ciudad escocesa se dan cita dos equipos míticos, el Celtic y el Rangers. Como no podía ser de otra manera, ya que estamos en Escocia, hay que hablar de independencia y, ojo, de religión. Mientras que la afición del Celtic siempre ha estado ligada a asuntos pro-independencia y católicos, en los Rangers suelen habitar aficionados protestantes unionistas. Nada menos.
Si bien hay muchos hinchas de muchos equipos que destacan por esta o aquella ideología, tampoco nos vamos a extender más en este asunto, y nos hemos quedado con una de las más políticas.La Eurocopa y la Copa del Mundo: en El País nos cuentan que "Para millones de españoles, este gigantesco espectáculo se ha convertido en una válvula de escape frente a una realidad económica que a veces asusta. “El fútbol no da soluciones a los problemas, pero sí alegrías. Y por eso la sociedad se lo agradece de una forma muy generosa. Es un sector, un mundo, al que se le perdona todo”, reflexiona Alfredo Relaño, director del diario deportivo As."
Que no nos engañen: ellos utilizan el deporte como arma política. No los creáis cuando os digan que es solo "algo para disfrutar".REFERENCIAS:
- Ian Kershaw, Hitler, Península. Barcelona, 2010.
- Georges Ostrogorsky, Historia del Estado Bizantino, Akal, 1984.
- Álvaro Lozano, Mussolini y el fascismo italiano, Marcial Pons. Madrid, 2012.
- Miguel Ángel García Vega, "El fútbol, balón de oxígeno social", en El País
- Ryszard Kapuscinski, La guerra del fútbol, Anagrama, 1992.