Por fin se acaba la locura colectiva que supone aglomeraciones y colas de coches de desesperados que, como yo, dejan para última hora unas compras que detesto por forzadas e innecesarias.
Por fin termina la gula impuesta por la sociedad de consumo que empuja a beber y a comer como si no hubiera un mañana.
Por fin puede dejarse a un lado la hipocresía de la felicitación de compromiso.
Por fin puedo volver a sentirme triste o disgustada sin tener que sentirme culpable por ello.
Por fin mi entorno se volverá todo lo normal que suele ser y dejará de fingir que todo es supermegaguay hasta que lleguen las fotos de pies en la playa.
Por fin los recuerdos de muchas personas que no están volverán a causar un dolor soportable.
Por fin volveré a elegir cuándo y con quién.
Por fin hoy se acaban oficialmente las Navidades.