Ya era hora que aprendiéramos de las lecciones que hemos tenido hasta la fecha. Ya era hora que supiéramos marcar los tiempos de un partido. Ya, por fin, aprendimos a machacar a un rival herido y a no dar las facilidades típicas de otros partidos.
No he podido, por razones laborales, ver el partido esta mañana y lo he seguido a ratos por internet, más que nada para saber del resultado. Resultado que me asusta, y no es para menos, cuando el Español nos recorta distancia tan pronto y que casi me quita las ganas de continuar echándole un vistazo al móvil de vez en cuando.
Esta vez no. Esta vez dábamos el zarpazo en su debido momento y acabábamos con las esperanzas de un equipo, el periquito, de intentar el empate siquiera. Lástima que haya pagado los platos rotos el conjunto blanquiazul, más que otra cosa, por los lazos que nos unen, tan tritemente recordados en sus debidos minutos. Pero tenía que llegar. Teníamos que despertar de tan largo letargo. Trece meses sin ganar a domicilio desde que lo hiciéramos en casa de otro amigo...el Dépor.
En lo individual no puedo nombrar a nadie ni para bien ni para mal por falta de información aunque me da que cada día se consagra Bacca como nuestro delantero titular y que Vitolo se toma esto más en serio de lo que se creían algunos. Por lo demás, Rakitic a su nivel de siempre y el resto a ayudar a romper el maleficio que nos amargaba desde hace ya tanto tiempo.
Toca parón liguero. Toca Roja. Toca la injusticia de llevar a Costa a la selección en detrimento de jugadores españoles como ya pasó en su día con Senna, Donato, etc... Pero este es un tema del que habría que tratar en otro momento y del cual no me apetece hablar ahora. Prefiero ir pensando en el próximo partido liguero de mi equipo que no tiene desperdicio y del cual me conformaría con el mismo resultado del año pasado.