Luisana Colomine.
Cuesta trabajo a veces seguir y comprender el discurso de algunos dirigentes del gobierno bolivariano. Es algo que echa por tierra cualquier esfuerzo comunicativo para llevar la verdad de la revolución.
Un aspecto tan sensible en la vida de todo ser humano como es la alimentación, debería recibir especial atención pues tiene que ver con una de las principales necesidades de la gente. Un derecho irrenunciable el de la vida misma: la comida.
Para combatir la guerra económica, el bachaqueo, la escasez, la falta de producción, como usted quiera llamar a la falta de comida, el presidente Maduro creó los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), una forma de organización social para distribuir alimentos y productos de primera necesidad. Una iniciativa que ya está siendo víctima de aprovechadores de oficio en desmedro del pueblo porque en torno a ese nuevo sistema de distribución se han conformado verdaderas mafias con la sola finalidad de tener acceso a los productos regulados y revenderlos a precios especulativos, esa es la verdad.
No contentos con eso, los voceros del CLAP, como Freddy Bernal, dan informaciones contradictorias sobre esta política. Al parecer tienen una nueva teoría de las clases sociales en Venezuela, porque ahora se habla de los “priorizados”. Decía el profesor Luis Bigott que en función de los proyectos sociocomunitarios había que re-inventar las clases sociales en Venezuela porque ya no eran suficientes ni actualizados los estudios de Salvador de la Plaza o de Federico Brito y agregaba, en una entrevista póstuma, que “esos actores que son las clases sociales, tu los tienes que caracterizar muy bien porque cuando se elabora un proyecto hay que tomar en consideración cuáles lo van a impulsar y cuáles se van a oponer”. La sociedad venezolana cambió mucho, puntualizó el gran maestro. ¡Y vaya que cambió! Tanto que ahora Freddy Bernal habla (y no pocas veces) de una clase “priorizada” y el elemento que introduce en esta categoría es el “poder adquisitivo” cuando realmente aquí en Venezuela muy pocos tenemos de eso.
Tomamos de la página oficial del MinCI una definición de los CLAP: “Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) son una forma de organización popular promovida por el Gobierno nacional para que las propias comunidades abastezcan y distribuyan los alimentos prioritarios a través de una modalidad de entrega de productos casa por casa, como mecanismo para combatir la reventa y contrabando de los rubros de primera necesidad(…) La creación de los Clap responde a la necesidad de forjar desde lo local, desde la inventiva creadora del pueblo organizado, un nuevo sistema de distribución de alimentos, dirigido directamente por las comunidades y con el que se evite la especulación, usura y acaparamiento de productos esenciales, como ocurre en la actualidad a causa de la distorsión inducida en la distribución y producción de rubros por factores partidistas interesados en la desestabilización y ruptura del orden democrático”
Como se ve, allí no se habla de sectores “priorizados” sino de la “inventiva del pueblo organizado”, entonces ¿de dónde saca Freddy Bernal esa categoría? Ni siquiera existe en los estudios del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
De un mes a otro, el ex alcalde de Caracas y jefe del Centro de Control Nacional de los CLAP, cambia de discurso como si éste no afectara a nadie.
En un programa de entrevistas dominguero volvió a referirse al tema y dijo “Los Comités Locales de Abastecimiento (CLAP), no son para todo el país, solo para sectores priorizados, es decir, para familias que devenga mensualmente uno o dos salarios mínimos” Y más adelante agregó que para abastecer a la clase media, que “tiene mejor poder adquisitivo” (¿cómo sabe eso?) se permitió a los dueños de cadenas de supermercados privados importar los productos con sus propios dólares.
Hace un mes, Bernal dijo “Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) deben incluir a todas las familias sin ningún tipo de exclusión”. ¿En qué quedamos?
Pero algo muy malo están haciendo los empresarios con esos dólares, porque la mercancía no llega con regularidad a los anaqueles, y esas clases medias con “mejor poder adquisitivo” tienen que comprar los pocos productos que consigue a unos precios realmente groseros.
Nosotros logramos después de muchos esfuerzos conformar un CLAP en Colinas de Bello Monte, en plena zona opositora, pero al parecer no somos “priorizados” sino “clase media” ya que vivimos en edificios bonitos y calles asfaltadas. Para el quinteto responsable del CLAP en nuestro sector, los “priorizados” son gente de la tercera edad, personas con discapacidad y niños. Así han sido censados. Francamente lo que se busca es que el beneficio llegue a la mayor cantidad de personas posible sin importar raza, credo, ideología, partido político.
Este gobierno, que se dice marxista, no comulga a veces con postulados que le obligarían a serlo de verdad como aquel que siempre citamos y que pertenece a Karl Marx: “¿Es realmente cierto lo que observamos? (…) si la apariencia y la esencia de las cosas coincidieran, no habría ciencia” (Marx, citado en Klein, 2001). Pensamientos que también pueden leerse en el volumen 1 de El Capital.
Quizás hace falta que los investigadores sociales de la revolución dejen de guiarse por las apariencias, y se acerquen un poco más al pueblo, a esos actores a los cuales se refería Bigott, que no por vivir en una zona aparentemente de clase alta significa que tengan un mejor poder adquisitivo.
Nos llegó el primer y único CLAP, hasta ahora, el 8 de octubre, con unos cinco o seis productos. Nos entregaron las bolsas en plena calle, no casa por casa, y hubo que regalarle bolsas hasta a los de la Policía Nacional Bolivariana, dos agentes que no estaban censados pero que por “cuidar” el operativo se ganaron su remesa (¿?).
La gente de oposición también se benefició y aunque algunas damas disociadas nos llamaban “comunistas indignos”, ellas dignamente se llevaron su bolsa a casa. Y como no ha sido posible que nuestro quinteto responsable sea recibido por el llamado Estado Mayor nos preguntamos, no sin angustia: ¿será porque no aplicamos en la categoría “priorizados”?
¿No cree que en Venezuela, por estos días, todo el mundo es “priorizado”?
@LuisanaC16