El domingo, Felipe González dijo en una entrevista al diario El País, que una vez tuvo la oportunidad de asesinar a la cúpula etarra en Francia y que dio orden de no hacerlo.
Que fue sólo una vez y que no está seguro de si hizo bien o no.
Que cualquier persona que se considera a sí mismo demócrata dude sobre la conveniencia o no de asesinar me parece absolutamente inaceptable. Si esto no es apología del terrorismo, a ver qué lo es.
Al margen de la inexistente talla ética de González, la respuesta que dio el ex presidente a la pregunta, despeja muchas dudas, pero abre otra.
Queda claro que González sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo con los GAL y queda claro también, que se le preguntó sobre la conveniencia de cometer este atentado.
Así pues la duda es, ¿autorizó Felipe González todas y cada una de las acciones de los GAL o se limitó a dar órdenes genéricas?.
Lo peor de todo, es una afirmación tan grave como ésta, está pasando más o menos desapercibida y que dentro de 10 días nadie se acordará de esta entrevista, salvo las víctimas, pero claro, como no son de ETA, pues tampoco pasa nada.