Son ya varios los viernes que llevamos confinados en casa y empiezo a echar de menos, a parte de poder abrazar y conversar cara a cara con mi familia y amigos, el poder coger el coche, poner música movidita y conducir sin rumbo fijo. Aún quedan algunos días hasta que pueda perderme en algún paraje remoto pero día que pasa es un día menos, de mientras, dejaré volar la imaginación al son de la música.