Miracleman es un cómic que ha permanecido en el limbo como 20 años por temas legales. No era un cómic que no se pudiese conseguir o leer, sus ediciones originales siempre han estado a la venta y desde hace unos años está digitalizado, pero yo he esperado a poder leerlo en papel sin cebar la codicia de nadie. Habiendo pasado tanto tiempo no tenía prisa por leer el primer cómic destacado de Moore. Así pues me he acercado a él casi sin expectativas ni conocimiento a pesar de que nunca he dejado de oír hablar de Miracleman.
Lo 1º que me ha sorprendido de su lectura es que no parece Moore. A ver, es innegable que ha sido escrito por él, pero en sus guiones no dan la impresión de que es un genio, de que es el mejor escritor de comics anglosajón de la 2º mitad del siglo XX y de todo lo que llevamos de siglo XXI. Hay mucho de Moore ya en este cómic por lo que podemos decir que pronto estaba hecho como autor por lo que su obra, más que un proceso de evolución o desarrollo, es un proceso de refinamiento. La Ciencia Ficción, en especial la relatividad del Tiempo, el realismo desmitificador, el cómic como forma alternativa de contar la Historia, la predilección por DC (no es que Miracleman esté basado en el Cpt. Marvel que a la postre terminó en esa editorial, ya que no es creación suya, sino que sus alienígenas y su cosmos recuerdan a los Linterna Verde; el germen de sus historias con esos personajes está aquí), el racionalismo, la relación de amor-odio con los superhéroes, el hacer del ser fantástico y superpoderoso protagonista alguien temido por nuestras contrapartidas de ficción (un rasgo autobiográfico reflejo de los reparos que un tipo tan brillante y excéntrico como él despierta en la gente común?), Nietzsche, el tigre y el interés por resultar complejo, literario y profundo están ya aquí, unos más desarrollados que otros pero ninguno totalmente cuajado.
Lo 2º que me ha sorprendido es que aunque Miracleman es un intento de superar a los superhéroes pop, de sacarlos de su idealismo infantiloide, Moore lo escribe como si fuese un cómic de aquellos: los personajes sueltan parrafadas mientras pelean y piensan de forma exhibicionista y el guionista utiliza las cajas de texto para ponerse literario y poético. Hace gracia como se burla de los superhéroes y como intenta desmitificarlos sin percatarse de que los está escribiendo de la forma usual. Está claro que Moore todavía está aprendiendo su oficio. Seguramente por eso no se nota la mano de Moore en la narrativa. La composición de página, aunque presenta algunas soluciones sofisticadas cuando un primerizo y casi irreconocible A. Davis es el dibujante, es convencional.
Debajo de esas sorpresas me he encontrado una historia seria de Ciencia Ficción con superhéroes muy influenciada por P. K. Dick, estructurada en episodios cortos autoconclusivos de una misma trama que va avanzando con ellos que hoy no tiene nada de sorprendente. Hoy en día lo consideraríamos el enésimo intento de un autor por ofrecer en una editorial pequeña una versión "realista" de los superhéroes canónicos, los de DC y Marvel. En eso el Tiempo le ha jugado una mala pasada a Miracleman pues en su momento algo así no sólo era inaudito sino inconcebible fuera de lo underground o del humor. Por eso tuvo que hacerlo un inglés pues un estadounidense de la época jamás lo habría hecho pues todo el que guionizaba comics mainstream creía en los superhéroes. Por ello Miracleman es un precedente de Watchmen (salen la Mujer Búho y otro con capucha roja y una soga preparada para ahorcar). Como en esta, Moore comete la injusticia de intentar ser realista con los superhéroes.
Algo que se dice mucho de Watchmen es que es una historia de superhéroes realista. En mi opinión eso es una chorrada. Esa maxiserie no tiene nada de realista. Es Ciencia Ficción y parte de la premisa subjetiva aunque, por lo visto, generalizada de que los superhéroes, si no fuesen primigeniamente un producto infantil, serían tipos tarados poco heroicos relacionados de una forma u otra con los gobiernos. Por eso no es realista. Por qué es realista que los superhéroes no sean altruistas heroicos? Eso es una decisión personal que no tiene que ver con la realidad. Eso es la manifestación de una forma concreta de pensar, de una opinión subjetiva propia del posmodernismo. De una época que no cree en la moral ni en los héroes tradicionales porque ha descubierto que la 1º es relativa y que los 2º nunca han existido. Antes de la 2ª Guerra Mundial dirían que los superhéroes que enloda Moore eran realistas porque sí creían en la moral y en los héroes. Por esta razón creo que los intentos de Moore por racionalizar los superhéroes y tratar de volverlos realistas, además de fallidos porque es imposible ser fantasioso y realista a la vez, es injusto. Me hace gracia ver a Moore tratando de explicar racionalmente los poderes de Miracleman acudiendo a la Fantasía. Por qué buscar explicaciones científicas a algo que no las tiene? Es que dar un origen extraterrestre a los superhéroes los hace más verosímiles y científicos? En nuestra realidad actual no aunque haya alienígenas. Relacionarlos con el gobierno los hace más creíbles? Es lógico concluir que cualquier gobierno, y pueblo, se sentiría preocupado si hubiese un tipo superpoderoso misterioso por ahí libre y que trataría por lo menos de controlarlo, pero ya no es tan lógico que se dedique a experimentar para obtener uno. Esa idea hoy, gracias a los nazis, es una locura si nos ponemos realistas. Eso viene de la contracultura y la conspiparanoia de las que Moore se nutre. En fin, aunque la historia de Miracleman, por el momento, es sencilla, gamberra (ese Big Ben es descojonante) e interesante, y si viajamos a 1982 notable y rompedora, es gratuito el intento de ridiculizar a los superhéroes. Vale que estrangulan el mercado de comics anglosajón impidiendo su diversificación pero también es cierto que en esos momentos (y hoy) había poco público para aquella. Nadie pedía que alguien cogiese a los superhéroes y los estampase contra la ideología posmoderna surgida del fracaso del 68, la Crisis del Petróleo y de la caída del mito de que los políticos de las democracias son gente intachable, altruista y capaz.
No me parece mal que se desmitifique a los superhéroes. Ponerse duro con ellos y señalar sus defectos es beneficioso 1º porque enriquece el género, 2º porque lo hace avanzar y 3º porque produce buenas obras. Yo, como casi ningún fan de los superhéroes, se queja de Watchmen. Al contrario, la tenemos un altar y siempre nos postramos ante ella. Por la misma razón nadie habla mal de Miracleman. Pero no comparto que se tome esos cómics y sus imitaciones, que son productos de su época y de una determinada forma de pensar, como realistas. Son igual de increíbles que cualquier cómic de superhéroes canónico por mucho que sus personajes sean más tridimensionales, las historias sean poco idealistas y en que en vez de haber cientos de superhéroes sólo haya un puñado y todos del mismo Estado (como en Watchmen en Miracleman los superhéroes se pueden contar con los dedos de las manos). Más que comics realistas de superhéroes son metacómic de superhéroes pues lo que hacen es analizarlos. En concreto los de Moore pretenden demostrar que alguien superpoderoso en la realidad nunca sería un superhéroe y que un superhéroe de verdad sería tomado por la realidad como un loco brutal. Con esto lo que hace el inglés es reflexionar sobre el poder desequilibrado que existe en nuestro mundo. El poder que no tiene contrapoder. Por un lado un gobierno que es más poderoso que sus ciudadanos y por eso puede hacer lo que le da la gana si lo hace en secreto. Por el otro un tipo que es más poderoso que cualquier gobierno si también se conduce en secreto que es metáfora de muchas cosas, desde un arma de destrucción masiva hasta un tipo poderoso y egomaníaco. Es quis custodiet ipsos custodes donde estos últimos son los watchmen, vigilantes. Quién vigila a los poderosos, como los warpsmith negros, es lo que siempre ha preocupado a Moore, un niño que se ha criado en la Guerra Fría, a la sombra de las bombas atómicas y con la certeza de que los gobiernos se mueven secretamente no precisamente por el beneficio de la gente. En Miracleman esto es más claro que en ninguna otra obra suya. Cómo estar seguro de que los poderosos no se descontrolan? Ese miedo parece que es uno de los lugares donde nacen las historias del genial inglés. De todos modos no se puede cargar las tintas en esto sólo con esta 1º parte pues termina con una especie de flashforward que es cómic de superhéroes canónico. Así que este tomo es una historia de superhéroes convencional sólo que más seria, adulta, profunda, rompedora y compleja de lo habitual. Hay que ver como prosigue la cosa.
Teniendo esto del realismo en cuenta no sorprende que el dibujante original fuese un tal G. Leach, uno de los dibujantes más realistas que debía haber en aquel momento en el mercado anglosajón. Aunque a Leach le queda grande su aspiración de ser realista da lo suficiente para dar a los guiones el tono que necesitaban. Gracias a él las intenciones de Moore consiguen cuajar. Con Leach estamos muy lejos del estilo mainstream, sobre todo del que se gastaba, en general, en esa época y muchos años después también. Tuvo que ser sustituido por A. Davis pero este es casi un clon de Leach con las tintas de este. También aparece un sorprendente Dillon pues se gasta un estilo realista y torpe muy diferente del que le hizo famoso. En fin, el apartado gráfico está en consonancia con los guiones, muy por encima de la media de la época aunque convencional a pesar de su diferencia. Por otro lado, se nota que los dibujantes dibujaban para ser publicados en B&N. El color, aunque trata de no seguir gustos actuales, resta fuerza a los dibujos. Pero un cómic de superhéroes para ser tal ha de ser en color.
La edición de Panini es de lujo. Como suele pasar en este siglo, las editoriales españolas empiezan a editar por la edición definitiva. Estamos ante un tomo de tapa dura, con muy buen papel, una gran reproducción y una gran cantidad de extras, casi 1/3 del tomo, que, como suele ser habitual, ni aportan ni enriquecen: dibujitos, bocetos, reproducción de originales, portaditas alternativas... Incluye también un escueto artículo que resume la historia del cómic inglés, o sea el tema más importante sobre Miracleman, y los extractos de una entrevista por compasión e interés mammonista entre el nefasto Quesada y Anglo, el creador de Marvelman. Esto último tiene su gracia por el nonagenario Anglo ya de vuelta. La perla es cuando cuenta que antes de trabajar se bebía una botella entera de vino. Están locos estos ingleses y eso explica porque los cómics de aquella época eran absurdos. En fin, que los extras encarecen en vez de enriquecer el producto pero creo que poco ya que no creo que está edición costase menos de 14€ sin los extras. Los 4€ de más es el impuesto revolucionario de tener un mercado como el nuestro y de que Moore no quisiese que salga su nombre o referencias a él en el cómic. Una edición así de guay sólo puede salir cara cuando no se puede apelar al gran público. Cuántos ahí fuera saben que Miracleman está escrito por Moore y es una obra legendaria?
En fin, hubiera preferido una edición más modesta y pelada de extras pero el precio sigue siendo barato (no estamos hablando ni de 25, 40 o 60€), no podía seguir esperando a una edición en papel y cada vez compro menos. En el futuro contemplaré la sección de extras con ira, pero la 1º parte de la historia de Ciencia Ficción de este tomo es una lectura grata, interesante y diferente bastante prometedora.