Por fin, huelga general

Publicado el 15 junio 2010 por Javiermadrazo

Ya era hora. Por fin, CC.OO y UGT han dado el paso. La huelga general en el Estado español es ya una realidad, a la que hoy pondrán fecha fija. Se habla del mes de septiembre y hay quien anuncia como día más probable el 29, que coincide con una jornada de movilizaciones convocada en los países de la Unión Europea por la Confederación de Sindicatos (CES).

Hay razones fundadas para promover una huelga general, pero parece obvio también que hay razones fundadas para temer una respuesta tibia, tal y como ha ocurrido en el paro llevado a cano recientemente en el sector público.  Van a ser necesarias muchas dosis de pedagogía y concienciación, y también un proceso de calentamiento previo, planificado y convincente.

Las centrales tienen que recuperar el pulso de la calle y ganar confianza y credibilidad para que la huelga general pueda ser un éxito. No será fácil sumar a la ciudadanía a una convocatoria de esta naturaleza y sólo por ello el esfuerzo habrá de ser mayor. Es una batalla crucial que no podemos perder porque entonces daremos barra libre al Gobierno Zapatero para impulsar una política económica aún más regresiva y reaccionaria.   

Al decretazo le ha seguido la reforma laboral y a ésta le sucederá en breve la reforma del sistema de pensiones. El Ejecutivo del PSOE ha logrado en tres meses desmantelar el estado del bienestar y si nadie logra pararle los pies nos arruinará la vida y el futuro. La política está tan devaluada que la ciudadanía ni se molesta en cuestionarla. Y ahora los sindicatos pueden correr la misma suerte si no actúan con firmeza y contundencia.

Desconozco lo que harán PNV y CiU en relación con la reforma laboral, pero entiendo que ni pueden ni deben apoyarla. Sus militantes no lo entenderían porque también son víctimas de la pérdida de derechos sociales conquistados tras una larga lucha, que antes o después habrá que retomar. Es cierto que el miedo nos tiene atenazados y cada quien sólo quiere salvarse a si mismo, pero es igualmente cierto que ante una crisis como ésta no hay salidas individuales. O nos salvamos todos o aquí no se salva nadie, con la única excepción de la banca, la patronal y el capitalismo.