Visitamos al fin Montepuez, esta especie de far west mozambicano con calles anchas y casas grandes. Un lugar diferente a la playera Pemba, pero con una forma de vida más mestiza. Aquí confluyen chinos, indios, tanzanos, europeos y toda clase de mundos inimaginables. La explotación de minerales en esta zona es algo misterioso pero que mueve muchas personas.
Rodeada de montañas rocosas aprovechamos para visitar algunas comunidades de la zona y al día siguiente fuimos a hacer una excursión (roca a través) hacia mitad de cima de una de estas montañas aledañas. No existen caminos y el calor azotaba demasiado fuerte como para llegar hasta arriba del todo, así que fue un paseíto de mañana que ayudó a hacer algo de ejercicio, cada vez menos habitual en nuestras vidas. Encontramos macacos y las vistas fueron muy agradables.
El gato con botas
pelando anacardos... y nosotros comiéndolos a puñados sin saber lo que cuesta prepararlos
deixar falar, por favor, no pedimos más...
Están construyendo una carretera asfaltada hacia el interior, que aunque por el momento no ha sido inaugurada, ya se empieza a deteriorar. Cualquier cosa nueva en este país, aparenta tener una antigüedad de 50 años. La humedad, el viento y el calor son capaces de hacer trizas no solo cualquier objeto, sino que puede corroer mentes y otros órganos vitales...
Tomando la paralela arenosa a esa carretera en construcción y tras pasar varios charcos que llegaban casi a la ventanilla del coche llegamos hasta Balama, donde nos desviamos por senderos perdidos hasta llegar al famoso Barragem de Chipembe, una presa que construyó Samora Machel (imagino que no con sus propias manos...) y que distribuye agua hacia todas las huertas de la zona, un sistema de riego abandonado actualmente y que está en proyecto restaurar. Pudimos ver un cocodrilo nadando al lado de mujeres bañándose. Algo habitual en esta parte del país es que las personas sean mordidas por este simpático animal.
En definitiva, un fin de semana diferente, sin playas preciosas y con otro ambiente que sirvió para olvidarse un poco del ruido de las olas.