Escuchad los sonidos del alba.Musitan las aves entre vuelos y aire, aún no se atreven a entonar los píos primeros; rosicler del sol y de la naturaleza entera. Acaso coincidan el primer rayo y la canción primera de los pájaros. Petirrojo, alondra, chochín…En un instante la naturaleza baila risas, colores, trinos, vuelos…la mañana extiende libertad en la vida de la montaña.Ahí estamos los montañeros, silenciosos en el inicio de la marcha para escuchar los sonidos del alba.
Estamos subiendo por el antiguo teleférico de Bola del Mundo. Un repecho continuado para remontar desde mil ochocientos veintisiete metros hasta dos mil doscientos sesenta y uno. Lentamente, entre saltamontes y cigarras; entre los breves cardos y las numerosas retamas.
Más suave hasta la Bola del Mundo, los ocho compañeros de esta comitiva de julio llegamos haciendo grupo. Desde aquí dominamos Sierras, cumbres, Gargantas… Desde aquí queremos aprender a controlar nuestras acciones y ser granos de arena en la paz de la tierra. En este punto nos hemos fotografiado muchas veces: en grupos, solitarios, con nieve, con viento, con nuestras compañeras Munia y Pipa, al finalizar la Cuerda Larga, al iniciar una marcha circular…
Montaña abajo cuatrocientos ochenta y un metros por la senda local que busca la Fuente de la Campanilla, entre la brisa dulce del Guadarrama. ¡El espíritu se llena de tanto sosiego! ¡Vuela libre el corazón entre el vegetal y la piedra de la montaña! Canta el carbonero garrapinos cuando la senda nos adentra en el pinar montaña abajo. Los ocho montañeros compartimos agua y viandas al llegar a una explanada antes de continuar, ahora llaneando entre los pinos en busca del arroyo de La Cabrilla en la Garganta del Infierno.
Conversan los pinos de la Sierra con nuestras gorras sobre las locuras de los humanos a quienes cubren las cabezas. No saben que, después de tantos años, ya balbucimos el idioma la naturaleza; los montañeros escuchamos y callamos. Montaña arriba por la Garganta del Infierno, caminamos al encuentro de la Fuente de la Caña.
Desde aquí subimos a los Emburriaderos. Bajo el sol castellano de julio y en conversación animada los ocho montañeros, estamos llegando al aparcamiento de Navacerrada.
Javier Agra.