No hace falta irse muy lejos para desconectar. Cualquier escapada puede convertirse en un chute de energía y más si el destino es un lugar como el Hotel Termal Burgo de Osma. Pero no todo va a ser relajarse y estar en remojo sobre todo con lo que ofrece la zona. Nuestro itinerario recorre el Cañón del Río Lobos y su Casa del Parque, Calatañazor, La Fuentona, San Esteban de Gormaz y, por supuesto, El Burgo de Osma. Un fin de semana que combina naturaleza, patrimonio y relax por la comarca Tierras del Burgo.
Nuestro alojamiento:
El Hotel Termal Burgo de Osma ocupa el antiguo edificio de la Universidad de Santa Catalina, dedicada a una de las mártires más intelectuales: Santa Catalina de Alejandría. Durante 300 años, desde el s.XVI al s.XIX, entre sus paredes los estudiantes han aprendido arte, medicina o teología. Hoy su finalidad es más lúdica y la cadena hotelera Castilla Termal tiene aquí uno de sus establecimientos.
Nada más entrar nos encontramos con la fachada plateresca; en el interior, el antiguo claustro renacentista, rodeado de columnas, es hoy un gran salón donde se puede leer, desayunar o tomar una copa. En las plantas inferiores se encuentra la zona del balneario y el claustro termal. Seguro que pasaréis allí unas cuantas horas. El hotel dispone de 70 habitaciones que han integrado las antiguas paredes de piedra en su estructura.
La tarifa oficial es de unos 200€ la habitación doble con desayuno aunque siempre hay opciones más económicas. Por ejemplo, se puede encontrar la habitación doble, con desayuno y acceso al claustro termal por unos 120€ entre semana o 150€ en fin de semana. También hay precios especiales para mayores de 55 años.
Fachada del Hotel Termal Burgo de Osma
Claustro del hotel
El Burgo de Osma
El Burgo de Osma hace siglos no era tan importante, tan solo un barrio de la Ciudad de Osma. Empezó a crecer a partir del siglo XII, cuando el obispo Pedro de Bourges (San Pedro de Osma) decidió construir la catedral en su territorio. Hoy está reconocido como Conjunto Histórico Artístico gracias a la catedral de Santa María de la Asunción, el Palacio Episcopal, el antiguo Hospital de San Agustín, la Playa Mayor y sus las calles aledañas, conventos, seminarios, murallas, el castillo de Osma… En las inmediaciones se encuentran los restos arqueológicos de Uxama, una antigua ciudad celtíbero-romana. Sí, hay cosas para ver.
Para los amantes de la literatura y de las rutas temáticas, El Burgo de Osma forma parte de El Camino del Cid, una ruta inspirada en uno de los libros más antiguos de la literatura española, el Cantar del Mío Cid.
Plaza en Burgo de Osma
Parque Natural del Cañón de Río Lobos
El río Lobos es relativamente corto, unos 40 kilómetros y en verano parte de su cauce se seca. Sin embargo esto no ha impedido que talle uno de los cañones más bellos de la península, el cañón del río Lobos, declarado Parque Natural.
El Parque Natural del Cañón del Río Lobos ocupa casi 10.000 hectáreas repartidas entre las provincias de Burgos y Soria. El cañón se extiende durante 25 kilómetros y, además de admirar el paisaje y la orografía, hay que fijarse en la vida que alberga: anfibios, nutrias, truchas, aves rapaces y, sobre todo, buitres leonados.
Si tenéis ganas de caminar, meted en la mochila agua y comida y poneos calzado cómodo. Hay 11 rutas señalizadas con las que entretenerse todo un día. Si no tenemos tanto tiempo, dejad el coche en el aparcamiento más próximo a la Ermita de San Bartolomé (4 euros) y visitadla junto con su alrededores. En el precio del aparcamiento se incluye la entrada a la Casa del Parque, aunque en temporada baja no está siempre abierta.
Ermita de San Bartolomé desde la cueva San Bartolomé
Calatañazor, El Sabinar y La Fuentona
Calatañazor
Un pequeño pueblo medieval donde viven 70 habitantes. A cada uno de ellos le debe corresponder de mascota uno de los buitres que sobrevuelan los restos del castillo. Además de sus ruinas encontramos vestigios de iglesias, la parroquia, los restos de muralla… aunque no son precisamente los monumentos lo que hacen a Calatañazor un lugar con encanto sino el pueblo en sí. Sus calles empedradas, sus casas rústicas de madera y adobe, las chimeneas cónicas… cada detalle convierte al municipio merecedor del título de “Conjunto Histórico Artístico”. Para cinéfilos: Orson Wells rodó aquí sus “Campanas de media noche”.
Pueblos y naturaleza comparten protagonismo porque cerca de Calatañazor encontramos la reserva natural del Sabinar de Calatañazor y el Monumento Natural la Fuentona, lugar de nacimiento del río Abión.
Calatañazor en alto
Muriel de la Fuente
Desde Catalañazor por la carretera que lleva hasta Muriel de la Fuente, atravesamos el Sabinar con sus árboles centenarios. Llegamos a Muriel de la Fuente. En este municipio hay empadronados 70 almas y, aunque es menos carismático que Catalañazor, en las afueras encontramos la ermita románica de la Virgen del Valle. De todos modos gana por goleada la naturaleza. En las inmediaciones nace el río Abión, creando una laguna que es monumento natural, se la conoce como la Fuentona de Muriel.
La Fuentona de Muriel
A la Fuentona, lugar de nacimiento del río Abión y uno de los seis monumentos naturales de Castilla y León, se llega desde Muriel de la Fuente. Desde el puente hay que caminar unos 2 km. río arriba hasta llegar al manantial. Es un paseo llano y fácil que, entre la ida y la vuelta, alcanza los 4 km.
Lo que ya es más complicado, y requiere conocimientos y permisos, es meterse bajo el agua a investigar las cuevas que esconde La Fuentona.
Para obtener información de la zona, rutas, etc. podemos acercarnos hasta la Casa del Parque, ubicado en el antiguo Palacio de Santa Coloma. Aquí nos informarán de la Fuentona, el Sabinar y otros lugares singulares como el Chorro de Despeñaelagua, la Corbetera, el Pico de Peñota, la cueva Maja, etc.
La Fuentona de Muriel
Y más
Por el camino nos hemos dejado Maderuelo, en el parque natural Hoces del Río Riaza, Ayllón, Corral de Ayllón, Prádena de Atienza, Fresno, Riofrío de Riaza… y no muy lejos los pueblos rojos (Madriguera y Villacorta) y negros con su arquitectura tradicional, Sepúlveda y las Hoces del Duratón… e innumerables pueblos, paseos y paisajes que convierten esta zona en un lugar estupendo para desconectar unos días. Es un problema. Si cada vez que vas a visitar algo vas parando en todo lo que te resulta interesante o desviándote para conocer lo que “pilla cerca”… nunca se llegaría a ningún sitio.